UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
FES- ZARAGOZA
POSGRADO
ESPECIALIDAD EN ESTOMATOLOGÍA DEL NIÑO Y EL ADOLESCENTE
GÓMEZ ALVAREZ LAURA GABRIELA
SINDROME DE WAARDENBRUG E HIPOTIROIDISMO RELACIONADO CON SORDERA
SINDROME DE WAARDENBRUG Y
SORDERA
El
Síndrome de Waardenbrug es una enfermedad rara hereditaria, con carácter
autosómico dominante que se caracteriza por anomalías faciales, oculares y
sordera neurosensorial.
En
1951, Waardenburg definió el síndrome con seis signos mayores: desplazamiento
lateral del canto medial combinado con distopia del punto lacrimal y
blefarofimosis, raíz nasal ancha, hipertricosis de la parte medial de los
párpados, mechón blanco, heterocromía de los iris y sordomudez.
La
incidencia del SW es estimado en 1 por 212,000 en la población general, pero
debido a manifestaciones incompletas en cerca del 20%, la incidencia del
síndrome incompleto (con o sin sordera) es más probable de estar en 1 por
42,000 de la población. Ambos sexos y todas las razas son igualmente afectados
por este síndrome.
Se
plantea que el SW es causada probablemente por un defecto en la migración de
los melanoblastos procedentes de la cresta neural embrionaria a la piel de la
zona ventral o por un fallo en la supervivencia o diferenciación de estos en
dicha zona.
Por
otro lado causas hereditarias explican la sordera congénita en el 50% de los
individuos, de los cuales el 70% son debido a numerosos genes individuales los
cuales son responsables del daño de la función auditiva solamente. El resto
está asociado con otros anomalías del desarrollo, denominado sordera
sindrómica. Los genes responsables para las formas sindrómicas de la pérdida
auditiva en el SW incluyen el PAX3 (paired box) y MITF (microoftalmía asociado al
factor de transcripción).
El
SW es autosómico dominante para los tipos I, II, III y recesivo para el tipo
IV; casos aislados no familiares sugieren mutaciones espontáneas.
El
diagnóstico en pacientes con los signos clásicos no es dificultoso, pero no
todos los casos expresan todos las manifestaciones del SW, formas incompletas y
frustras son comúnmente descritas.
Como
ya se mencionó, existen cuatro tipos del SW: el tipo I, que presenta los signos
completos; el tipo II con sordera (77%) y heterocromía del iris (47%) que son
dos de los indicadores diagnósticos más importantes, no presenta distopia
cantorum; el tipo III (Klein-Waardenburg) presenta todos los signos más
anormalidades musculoesqueléticas y el tipo IV (Shah-Waardenburg) que es el SW
asociado a la enfermedad de Hirschprung.
Los
signos clínicos característicos más prevalentes son: la sordera congénita (20 a
100%), el albinismo parcial (60%) (mechón blanco, máculas hipocrómicas o
despigmentadas), distopia cantorum (99%), heterocromía de iris (20%) y raíz nasal
ancha (78%).
El
diagnóstico diferencial debe ser hecho con: el piebaldismo, que también presenta
disturbios pigmentarios en la piel, pelo y ojos, pero no sordera ni anomalías
del desarrollo de las áreas interoculares; el síndrome de Fish, caracterizado
por encanecimiento prematuro del pelo con sordera congénita; el síndrome de
Rozycki, sordera con vitíligo; y, el síndrome de Pendred, con sordera y agrandamiento
difuso de la tiroides.
No
existe tratamiento efectivo para el SW, pero se hace necesario un diagnóstico
temprano y un mejoramiento del defecto auditivo en la etapa infantil con el fin
de un mejor desarrollo psicológico y así evitar que estos individuos sean
aislados o se autoaislen de la sociedad.
HIPOTIROIDISMO Y SORDERA
Para
que nuestro organismo funcione correctamente es muy importante tener las
concentraciones adecuadas de hormonas T3 y T4. Cuando éstas no son las
adecuados hablamos de que existe una disfunción tiroidea.
Si
la glándula tiroides es hipoactiva, no produce suficientes cantidades de
hormonas tiroideas y los procesos metabólicos son más lentos por lo que el
cuerpo se ralentiza y se dice que existe hipotiroidismo.
El
hipotiroidismo es la enfermedad más frecuente de la glándula tiroides. Los
síntomas más frecuentes son: debilidad, calambres musculares, cansancio,
somnolencia, retraso psicomotor,
disminución de la memoria, concentración deficiente, olvidos, malhumor,
irritabilidad, sordera, depresión, aumento de peso por retención de líquidos,
infertilidad, estreñimiento, disfonía, nerviosismo, alteraciones en los ciclos
menstruales, periodos abundantes, disminución de la frecuencia del latido
cardíaco, intolerancia al frío, piel fría, seca, áspera y rugosa,
frecuentemente con aparición de un color amarillento debido a la acumulación de
carotenos, cabellos secos, caída del cabello, hinchazón de los párpados y cara,
ronquera y tos o faringitis persistentes.
Si,
por el contrario, se tiene demasiada hormona tiroidea en la sangre, el cuerpo
trabaja más rápidamente. Estaríamos ante un caso de hipertiroidismo.
Los
síntomas más frecuentes de hipertiroidismo son: nerviosismo, debilidad, aumento
de la sudoración, intolerancia al calor, palpitaciones, insomnio, pérdida de
peso, puede presentar diarreas, temblor de manos, fatiga, sudoración excesiva,
molestias oculares, ansiedad, en mujeres menstruaciones escasas o ausentes
(amenorrea). También pueden aparecer manifestaciones cutáneas y oculares.
Por
último, se habla de eutiroidismo, cuando la glándula tiroides funciona con
normalidad, lo que se traduce en que existe la cantidad adecuada de hormonas
tiroideas en el torrente sanguíneo.
Es
frecuente que la disfunción de la tiroides pase desapercibida en muchos
pacientes durante un largo periodo debido a que los síntomas no indican un
diagnóstico claro. Un periodo de depresión, el embarazo y la menopausia pueden
enmascarar los signos de dicha disfunción. Por lo tanto, si experimentas alguno
de estos síntomas, tanto de hipertiroidismo o hipotiroidismo, pide a tu médico
que te realice una prueba de sangre. Una analítica será suficiente para
determinar la concentración de hormona TSH estimulante de la tiroides que, a su
vez, puede indicar cualquier disfunción potencial.
A
efectos informativos, y para la población en general, te vamos a indicar los
niveles habituales de TSH (en u/ml (microunidades/cc) que son:
<
0,1 o menor: Probable
hiperfunción.
(
0,2 – 2,0): Rigurosamente
normal
(2,0
– 4,0): Mantener el
control
(4,0
– 10,0): Hipotiroidismo subclínico
>10,0
o mayor: Hipotiroidismo clínico
En
el caso de la tiroxina, T4, las concentraciones normales se encuentran entre
4,5 y 12,5 ug/dl. Una cantidad elevada de T4 libre es signo de hiperfunción
tiroidea y viceversa, pero la normalidad de T4 libre no garantiza un estado sin
alteraciones.
Para
tu tranquilidad te diremos que el tratamiento de los trastornos de la tiroides
está bien establecido y es altamente efectivo, para ello recurre cuanto antes a
tu endocrino. Además es importante conocer y analizar el origen de esta
disfunción, entre las que podemos destacar:
Falta
de yodo en la dieta (bocio). Mira en “El papel del yodo”.
Enfermedades
del sistema inmunológico
Infecciones
de la tiroides (tiroiditis)
Nódulos
tiroideos.
Y
en un porcentaje mínimo a enfermedades causadas por tumores. Mira en “El cáncer
de tiroides”.
El
síndrome de Pendred es un trastorno de herencia autosómica recesiva, que cursa
con pérdida de la audición neurosensorial y con un grado variable de bocio por
trastornos en la organificación del yodo. Surge de alteraciones en una proteína
transmembrana del borde apical de la célula tiroidea, denominada pendrina, que
se encuentra también en el riñón y el oído interno. El estudio genético de
estos pacientes permite identificar a otros miembros afectos, realizar un
consejo genético adecuado y un cribado precoz en sus descendientes.
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