Fisiología del Sistema Auditivo
En este
capítulo se examina la estructura y funcionamiento del oído, con el fin de
lograr una mejor comprensión de los fenómenos y modelos psicoacústicos. Se
estudia la anatomía y la fisiología del aparato auditivo, haciendo énfasis en
aquellas partes y estructuras del mismo más importantes para el desarrollo de
modelos perceptuales.
El sentido
de la audición y el sistema auditivo
La
generación de sensaciones auditivas en el ser humano es un proceso
extraordinariamente complejo, el cual se desarrolla en tres etapas básicas:
•
Captación y procesamiento mecánico
de las ondas sonoras.
•
Conversión de la señal acústica
(mecánica) en impulsos nerviosos, y transmisión de dichos impulsos hasta los
centros sensoriales del cerebro.
•
Procesamiento neural de la
información codificada en forma de impulsos nerviosos.
La
captación, procesamiento y transducción de los estímulos sonoros se llevan a
cabo en el oído propiamente dicho, mientras que la etapa de procesamiento
neural, en la cual se producen las diversas sensaciones auditivas, se encuentra
ubicada en el cerebro. Así pues, se pueden distinguir dos regiones o partes del
sistema auditivo: la región periférica, en la cual los estímulos sonoros conservan
su carácter original de ondas mecánicas hasta el momento de su conversión en
señales electroquímicas, y la región central, en la cual se transforman dichas
señales en sensaciones.
En la
región central también intervienen procesos cognitivos, mediante los cuales se
asigna un contexto y un significado a los sonidos; es decir, permiten reconocer
una palabra o determinar que un sonido dado corresponde a un violín o a un
piano.
El
presente trabajo se limita a estudiar y utilizar solamente los aspectos perceptuales
del sistema auditivo; esto es, aquellos que son independientes del contexto y
del significado y que, en buena parte, se localizan en la región periférica.
Región
periférica del sistema auditivo
El oído
o región periférica se divide usualmente en tres zonas, llamadas oído externo,
oído medio y oído interno, de acuerdo a su ubicación en el cráneo.
Fig.III.1. Anatomía del oído humano.
Los
estímulos sonoros se propagan a través de estas zonas, sufriendo diversas
transformaciones hasta su conversión final en impulsos nerviosos. Tanto el
procesamiento mecánico de las ondas sonoras como la conversión de éstas en
señales electroquímicas son procesos no lineales, lo cual dificulta la
caracterización y modelado de los fenómenos perceptuales.
En las
siguientes secciones de este capítulo se estudia la anatomía y funcionamiento
de estas tres zonas del oído, así como la propagación y procesamiento del
sonido a través de las mismas.
Oído
externo
Anatomía y funcionamiento
El
oído externo está formado por el pabellón auricular u oreja, el cual dirige las
ondas sonoras hacia el conducto auditivo externo a través del orificio
auditivo. El otro extremo del conducto auditivo se encuentra cubierto por la
membrana timpánica o tímpano, la cual constituye la entrada al oído medio. La
función del oído externo es la de recolectar las ondas sonoras y encauzarlas
hacia el oído medio. Asimismo, el conducto auditivo tiene dos propósitos
adicionales: proteger las delicadas estructuras del oído medio contra daños y
minimizar la distancia del oído interno al cerebro, reduciendo el tiempo de
propagación de los impulsos nerviosos.
Respuesta en frecuencia y localización de las fuentes de sonido
El
conducto auditivo es un "tubo" de unos 2 cm de longitud, el cual
influye en la respuesta en frecuencia del sistema auditivo. Dada la velocidad
de propagación del sonido en el aire (aprox. 334 m/s), dicha longitud
corresponde a 1/4 de la longitud de onda de una señal sonora de unos 4 kHz.
Este es uno de los motivos por los cuales el aparato auditivo presenta una
mayor sensibilidad a las frecuencias cercanas a los 4 kHz, como se verá en el
siguiente capítulo.
Adicionalmente,
el pabellón auricular, junto con la cabeza y los hombros, contribuye a
modificar el espectro de la señal sonora. Las señales sonoras que entran al
conducto auditivo externo sufren efectos de difracción debidos a la forma del
pabellón auricular y la cabeza, y estos efectos varían según la dirección de
incidencia y el contenido espectral de la señal; así, se altera el espectro sonoro
debido a la difracción. Estas alteraciones, en forma de "picos" y
"valles" en el espectro, son usadas por el sistema auditivo para
determinar la procedencia del sonido en el llamado "plano medio"
(plano imaginario perpendicular a la recta que une ambos tímpanos).
Oído
medio
Anatomía
El oído
medio está constituido por una cavidad llena de aire, dentro de la cual se
encuentran tres huesecillos, denominados martillo, yunque y estribo, unidos
entre sí en forma articulada. Uno de los extremos del martillo se encuentra
adherido al tímpano, mientras que la base del estribo está unida mediante un
anillo flexible a las paredes de la ventana oval, orificio que constituye la
vía de entrada del sonido al oído interno.
Finalmente,
la cavidad del oído medio se comunica con el exterior del cuerpo a través de la
trompa de Eustaquio, la cual es un conducto que llega hasta las vías
respiratorias y que permite igualar la presión del aire a ambos lados del
tímpano.
Propagación del sonido y acople de impedancias
Los
sonidos, formados por oscilaciones de las moléculas del aire, son conducidos a
través del conducto auditivo hasta el tímpano. Los cambios de presión en la
pared externa de la membrana timpánica, asociados a la señal sonora, hacen que
dicha membrana vibre siguiendo las oscilaciones de dicha señal.
Las
vibraciones del tímpano se transmiten a lo largo de la cadena de huesecillos,
la cual opera como un sistema de palancas, de forma tal que la base del estribo
vibra en la ventana oval. Este huesecillo se encuentra en contacto con uno de
los fluidos contenidos en el oído interno; por lo tanto, el tímpano y la cadena
de huesecillos actúan como un mecanismo para transformar las vibraciones del
aire en vibraciones del fluido.
Fig. III.2. Propagación del sonido a través del oído medio e
interno.
Ahora
bien, para lograr que la transferencia de potencia del aire al fluido sea
máxima, debe efectuarse un acoplamiento entre la impedancia mecánica
característica del aire y la del fluido, puesto que esta última es mucho mayor
que la primera.
Un
equivalente mecánico de un transformador (el acoplador de impedancias
eléctricas) es, precisamente, una palanca; por ende, la cadena de huesecillos
actúa como acoplador de impedancias. Además, la relación entre las superficies
del tímpano y de la base del estribo (en la ventana oval) introduce un efecto
de acoplamiento adicional, lográndose una transformación de impedancias del
orden de 1:20, con lo cual se minimizan las pérdidas por reflexión.
El
máximo acoplamiento se obtiene en el rango de frecuencias medias, en torno a 1
kHz. En la Fig. III.3 se representa en forma esquemática la transmisión del
sonido del oído externo al interno, a través del oído medio.
Fig. III.3. Esquema de la propagación del sonido a través
del oído medio.
Reflejo timpánico o acústico
Cuando
se aplican sonidos de gran intensidad (> 90 dB SPL) al tímpano, los músculos
tensores del tímpano y el estribo se contraen de forma automática, modificando
la característica de transferencia del oído medio y disminuyendo la cantidad de
energía entregada al oído interno.
Este
"control de ganancia" se denomina reflejo timpánico o auditivo, y
tiene como propósito proteger a las células receptoras del oído interno frente
a sobrecargas que puedan llegar a destruirlas. Este reflejo no es instantáneo,
sino que tarda de 40 a 160 ms en producirse.
El
reflejo timpánico debe ser tomado en cuenta en cualquier modelo matemático del
procesamiento del sonido en el aparato auditivo, siempre que se trabaje con
sonidos de gran intensidad, puesto que es un mecanismo no lineal que introduce
un término cuadrático en la relación entrada-salida del oído medio.
Respuesta en frecuencia combinada del oído externo y el oído medio
El
conjunto formado por el oído externo y el oído medio forman un sistema cuya
respuesta en frecuencia es de tipo pasabajos. En el intervalo cercano a los 4
kHz se observa un pequeño efecto de ganancia, debido a las características del
conducto auditivo.
Esta
respuesta sólo es válida cuando el sistema se comporta de modo lineal; es
decir, cuando la intensidad del sonido no es muy elevada, para evitar que actúe
el reflejo timpánico.
Fig. III.4. Respuesta en frecuencia combinada del oído
externo y el oído medio
Oído
interno
El oído
interno representa el final de la cadena de procesamiento mecánico del sonido,
y en él se llevan a cabo tres funciones primordiales: filtraje de la señal
sonora, transducción y generación probabilística de impulsos nerviosos.
Anatomía
En el
oído interno se encuentra la cóclea o caracol, la cual es un conducto rígido en
forma de espiral de unos 35 mm de longitud, lleno con dos fluidos de distinta
composición.
El
interior del conducto está dividido en sentido longitudinal por la membrana
basilar y la membrana de Reissner, las cuales forman tres compartimientos o
escalas. La escala vestibular y la escala timpánica contienen un mismo fluido
(perilinfa), puesto que se interconectan por una pequeña abertura situada en el
vértice del caracol, llamada helicotrema. Por el contrario, la escala media se
encuentra aislada de las otras dos escalas, y contiene un líquido de distinta
composición a la perilinfa (endolinfa).
La base
del estribo, a través de la ventana oval, está en contacto con el fluido de la
escala vestibular, mientras que la escala timpánica desemboca en la cavidad del
oído medio a través de otra abertura (ventana redonda) sellada por una membrana
flexible (membrana timpánica secundaria).
Sobre
la membrana basilar y en el interior de la escala media se encuentra el órgano
de Corti, el cual se extiende desde el vértice hasta la base de la cóclea y
contiene las células ciliares que actúan como transductores de señales sonoras
a impulsos nerviosos. Sobre las células ciliares se ubica la membrana
tectorial, dentro de la cual se alojan las prolongaciones o cilios de las
células ciliares externas.
Dependiendo
de su ubicación en el órgano de Corti, se pueden distinguir dos tipos de
células ciliares: internas y externas. Existen alrededor de 3500 células
ciliares internas y unas 20000 células externas. Ambos tipos de células
presentan conexiones o sinapsis con las fibras nerviosas aferentes (que
transportan impulsos hacia el cerebro) y eferentes (que transportan impulsos
provenientes del cerebro), las cuales conforman el nervio auditivo. Sin
embargo, la distribución de las fibras es muy desigual: más del 90% de las
fibras aferentes inervan a las células ciliares internas, mientras que la
mayoría de las 500 fibras eferentes inervan a las células ciliares externas. El
propósito de ambos tipos de células y de la distribución de las conexiones
nerviosas se estudia más adelante, en la sección III.6, "Mecanismo de
transducción".
Fig. III. 5. Corte transversal de la cóclea o caracol.
Fig. III.6. Órgano de Corti.
Propagación del sonido en la cóclea
Las oscilaciones
del estribo (ver la Fig. III.2) provocan oscilaciones en el fluido de la escala
vestibular (perilinfa). La membrana de Reissner, la cual separa los fluidos de
la escala vestibular y la escala media, es sumamente delgada y, en
consecuencia, los líquidos en ambas escalas pueden tratarse como uno solo desde
el punto de vista de la dinámica de los fluidos. Así, las oscilaciones en la
perilinfa de la escala vestibular se transmiten a la endolinfa y de ésta a la
membrana basilar; la membrana basilar, a su vez, provoca oscilaciones en el
fluido de la escala timpánica.
Puesto
que tanto los fluidos como las paredes de la cóclea son incompresibles, es
preciso compensar el desplazamiento de los fluidos; esto se lleva a cabo en la
membrana de la ventana redonda, la cual permite "cerrar el circuito
hidráulico".
Fig. III.7. Corte transversal de un conducto de la cóclea.
La
propagación de las oscilaciones del fluido en la escala vestibular a la
timpánica no sólo se lleva a cabo a través de la membrana basilar; para sonidos
de muy baja frecuencia, las vibraciones se transmiten a través de la abertura
situada en el vértice de la cóclea (helicotrema).
En
conclusión, el sonido propagado a través del oído externo y medio llega hasta
la cóclea, donde las oscilaciones en los fluidos hacen vibrar a la membrana
basilar y a todas las estructuras que ésta soporta.
La cóclea
como analizador en frecuencia
La
membrana basilar es una estructura cuyo espesor y rigidez no es constante:
cerca de la ventana oval, la membrana es gruesa y rígida, pero a medida que se
acerca hacia el vértice de la cóclea se vuelve más delgada y flexible.
La
rigidez decae casi exponencialmente con la distancia a la ventana oval; esta
variación de la rigidez en función de la posición afecta la velocidad de
propagación de las ondas sonoras a lo largo de ella, y es responsable en gran
medida de un fenómeno muy importante: la selectividad en frecuencia del oído
interno.
Ondas
viajeras y transformación de frecuencia a posición
Las
ondas de presión generadas en la perilinfa a través de la ventana oval tienden
a desplazarse a lo largo de la escala vestibular. Debido a que el fluido es
incompresible la membrana basilar se deforma, y la ubicación y amplitud de
dicha deformación varía en el tiempo a medida que la onda de presión avanza a
lo largo de la cóclea. Para comprender el modo de propagación de las ondas de
presión, supóngase que se excita el sistema auditivo con una señal sinusoidal
de una frecuencia dada:
La membrana basilar vibrará
sinusoidalmente, pero la amplitud de la vibración irá en aumento a medida que
se aleja de la ventana oval (debido a la variación en la velocidad de
propagación), hasta llegar a un punto en el cual la deformación de la membrana
basilar sea máxima; en ese punto de "resonancia", la membrana basilar
es acústicamente "transparente" (es decir, se comporta como si
tuviera un orificio), de modo que la amplitud de la vibración y, por ende, la
transmisión de la energía de la onda al fluido de la escala timpánica es máxima
en dicho punto.
A
partir de esa región, la onda no puede propagarse eficientemente de modo que la
amplitud de la vibración se atenúa muy rápidamente a medida que se acerca al
helicotrema. En la Fig. III.8 se observa la onda en la membrana basilar en un
instante de tiempo.
Fig. III.8. Onda viajera en la membrana basilar.
En este
modo de propagación, las ondas de presión son ondas viajeras , en las cuales (a
diferencia de las ondas estacionarias) no existen nodos [3]. En la Fig. III.9
se observa la amplitud de oscilación de la membrana basilar en dos instantes de
tiempo, junto con la envolvente de la onda viajera, en función de la distancia
al estribo.
La
ubicación del máximo de la envolvente de la onda viajera depende de la
frecuencia de la señal sonora, como puede observarse en la Fig. III.10:
mientras menor es la frecuencia del tono, mayor es la distancia que viaja la
onda a lo largo de la membrana antes de ser atenuada, y viceversa. De esta
forma, la membrana basilar dispersa las distintas componentes de una señal de
espectro complejo en posiciones bien definidas respecto a la ventana oval [3].
Fig. III.9. Ondas viajeras para un tono de 200 Hz.
Fig. III.10. Transformación de frecuencia a posición en la
membrana basilar.
Selectividad
en frecuencia de la membrana basilar
Como se
ha visto, las altas frecuencias contenidas en un estímulo sonoro se atenúan a
medida que la onda se desplaza hacia el helicotrema. Así, se puede considerar a
la membrana basilar como un filtro pasabajos de parámetros distribuidos [9].
Por otro lado, si se midiese la respuesta en frecuencia en un punto dado de
dicha membrana1, se obtendría una respuesta de tipo pasabanda.
Este
comportamiento de la membrana basilar puede modelarse, con un grado de
aproximación razonable, como una línea de transmisión no uniforme, representada
en la Fig. III.11.
Cada
etapa en paralelo representa un segmento corto de la membrana basilar. La
corriente suministrada por la fuente corresponde a la velocidad del estribo.
Los inductores en serie y en paralelo representan las masas del fluido y de
segmentos de la membrana basilar, respectivamente; los condensadores
representan la rigidez de la membrana, y se asume que su valor varía
exponencialmente según la posición. Las resistencias representan pérdidas en la
membrana.
Fig. III.11. Representación de la membrana basilar como una
línea de transmisión.
Este
modelo pasivo presenta varios inconvenientes: no considera fenómenos activos y
no lineales de la membrana, no es capaz de generar una respuesta pasabanda tan
estrecha como las observadas experimentalmente en tejidos vivos y, además, no
toma en cuenta el hecho de que la membrana basilar es una estructura en tres
dimensiones [5]. A pesar de ello, permite representar fácilmente los fenómenos
de resonancia y de ondas viajeras.
En
capítulos posteriores se discute un modelo análogo al anterior pero que resulta
más útil en la elaboración de modelos perceptuales, en el cual se representa el
efecto de la membrana basilar como el de un banco de filtros pasabanda. Si bien
los parámetros que definen dicho banco de filtros se obtendrán a partir de
consideraciones psicoacústicas, y no físicas o fisiológicas, se debe tener en
mente que tal modelo está basado en las propiedades físicas observables de la
membrana basilar y del oído interno en general.
Mecanismo
de transducción
Interacción
entre la membrana basilar y tectorial
El
proceso de transducción o conversión de señal mecánica a electroquímica se
desarrolla en el órgano de Corti, situado sobre la membrana basilar.
Las
vibraciones de la membrana basilar hacen que ésta se mueva en sentido vertical.
A su vez la membrana tectorial, ubicada sobre las células ciliares (los
transductores), vibra igualmente; sin embargo, dado que los ejes de movimiento
de ambas membranas son distintos, el efecto final es el de un desplazamiento
"lateral" de la membrana tectorial con respecto a la membrana
basilar.
Como
resultado, los cilios de las células ciliares externas se "doblan"
hacia un lado u otro (hacia la derecha, en la Fig. III.12, cuando la membrana
basilar "sube").
En el
caso de las células internas, aun cuando sus cilios no están en contacto
directo con la membrana tectorial, los desplazamientos del líquido y su alta
viscosidad (relativa a las dimensiones de los cilios) hacen que dichos cilios
se doblen también en la misma dirección.
Fig. III.12. Desplazamiento relativo de las membranas
basilar y tectorial.
Células
ciliares y potenciales eléctricos
La
diferencia fundamental entre los dos fluidos de la cóclea, la perilinfa y la
endolinfa, estriba en las distintas concentraciones de iones en los dos
fluidos. De esta manera, la endolinfa se encuentra a un potencial eléctrico
ligeramente positivo respecto a la perilinfa.
Fig. III.13. Potenciales eléctricos en el órgano de Corti y
los fluidos de la cóclea.
Por
otro lado, los movimientos de los cilios en una dirección determinada hacen que
la conductividad de la membrana de las células ciliares aumente. Debido a las
diferencias de potencial existentes, los cambios en la membrana modulan una
corriente eléctrica que fluye a través de las células ciliares.
La
consiguiente disminución en el potencial interno de las células internas
provoca la activación de los terminales nerviosos aferentes, generándose un
impulso nervioso que viaja hacia el cerebro. Por el contrario, cuando los
cilios se doblan en la dirección opuesta, la conductividad de la membrana
disminuye y se inhibe la generación de dichos impulsos.
Se
pueden destacar dos aspectos de este proceso de transducción: primero, que la
generación de impulsos nerviosos es un fenómeno probabilístico; segundo, que el
proceso se comporta como un rectificador de media onda, puesto que la
probabilidad de activación de las fibras nerviosas "sigue" a las
porciones "positivas" de la señal sonora (equivalentes a
desplazamientos hacia "arriba" de la membrana basilar), mientras que
se hace cero en las porciones "negativas" de la onda.
Interacción
entre células ciliares internas y externas
Las
fibras aferentes están conectadas mayormente con las células ciliares internas,
por lo que es posible concluir con certeza que éstas son los verdaderos
"sensores" del oído. Por el contrario, el papel de las células
ciliares externas (más numerosas que las internas) era objeto de especulaciones
hasta hace pocos años.
Recientemente
se ha comprobado que dichas células no operan como receptores, sino como
"músculos", es decir, como elementos móviles que pueden modificar las
oscilaciones en la membrana basilar.
La
actuación de las células ciliares externas parece ser la siguiente: para
niveles de señal elevados, el movimiento del fluido que rodea los cilios de las
células internas es suficiente para doblarlos, y las células externas se
saturan. Sin embargo, cuando los niveles de señal son bajos, los
desplazamientos de los cilios de las células internas son muy pequeños para
activarlas; en este caso, las células externas se "alargan",
aumentando la magnitud de la oscilación hasta que se saturan.
Este es
un proceso no lineal de realimentación positiva de la energía mecánica, de modo
que las células ciliares externas actúan como un control automático de
ganancia, aumentando la sensibilidad del oído.
Este
nuevo modelo del mecanismo de transducción nos indica que el conjunto formado
por la membrana basilar y sus estructuras anexas forman un sistema activo, no
lineal y con realimentación, y permite explicar dos fenómenos asociados al oído
interno: el "tono de combinación", generado a partir de dos tonos de
distinta frecuencia por un elemento no lineal que contiene un término cúbico, y
las "emisiones otoacústicas", las cuales consisten en tonos generados
en el oído interno en forma espontánea o estimulada, y que pueden llegar a ser
audibles.
Selectividad
en frecuencia de la cóclea
Debido
a la acción de filtraje de la membrana basilar, cada célula transductora
procesa una versión del estímulo sonoro filtrada de modo diferente. Esta acción
de filtraje de la membrana basilar por sí sola equivale a la de filtros cuya
respuesta en frecuencia es relativamente "ancha". Ahora bien, la
realimentación positiva provocada por las células ciliares externas contribuye
a aumentar la selectividad del sistema auditivo.
Esto
puede comprobarse midiendo la respuesta de una única fibra nerviosa ante
variaciones en la frecuencia y la amplitud del estímulo sonoro; las curvas de
sintonía así obtenidas indican una respuesta de tipo pasabanda mucho más
angosta que la debida al efecto de la membrana basilar como elemento pasivo.
Adicionalmente,
experimentos recientes han permitido determinar que la selectividad del oído
interno es virtualmente idéntica a la selectividad del sistema auditivo en su
totalidad, estimada por métodos psicoacústicos .
Procesamiento
a nivel neural
Los
impulsos nerviosos generados en el oído interno contienen (en forma codificada)
información acerca de la amplitud y el contenido espectral de la señal sonora;
estos dos parámetros están representados por la tasa de impulsos y la
distribución de los mismos en las distintas fibras, respectivamente.
Las
fibras nerviosas aferentes llevan esta información hasta diversos lugares del
cerebro. En éste se encuentran estructuras de mayor o menor complejidad,
encargadas de procesar distintos aspectos de la información.
Por
ejemplo, en los centros "inferiores" del cerebro se recibe, procesa e
intercambia información proveniente de ambos oídos, con el fin de determinar la
localización de las fuentes del sonido en el plano horizontal en función de los
retardos interaurales, mientras que en los centros "superiores" de la
corteza existen estructuras más especializadas que responden a estímulos más
complejos. La información transmitida por el nervio auditivo se utiliza
finalmente para generar lo que se conoce como "sensaciones".
Hasta
ahora se ha visto que las distintas partes del sistema auditivo son susceptibles
de ser modeladas matemáticamente, en términos de su comportamiento como
sistemas físicos.
Se
podría por tanto pensar que el modelo perceptual ideal es aquel que simula, en
términos de los procesos físicos y fisiológicos, todas las etapas del sistema auditivo,
incluyendo la etapa de procesamiento neural en el cerebro. Sin embargo, la
comprensión que se tiene acerca de lo que ocurre en las estructuras cerebrales
es muy limitada, especialmente en lo relativo a los centros
"superiores" del cerebro. Por lo tanto, es necesario recurrir a la
descripción psicoacústica de los fenómenos perceptuales y de las sensaciones.
Bibliografia:
- http://www.eumus.edu.uy/eme/ensenanza//acustica/apuntes/SistemaAuditivo.pdf
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