MODULO: Seminario Monográfico de Diagnóstico Integral
ALUMNA: Ramírez Olguín Fabiola Lariza
PROFESOR: ESP. José Luis Uribe Piña
Se denomina ototoxicidad a
las perturbaciones transitorias o definitivas de la función auditiva y/o
vestibular inducidas por sustancias de uso terapéutico, se consideran
medicamentos ototóxicos aquellos con capacidad de dañar las estructuras del oído
interno (particularmente la cóclea y las células vestibulares) o el nervio
acústico. La ototoxicidad se muestra con síntomas como tinnitus o acúfenos
(zumbido en los oídos), vértigo, hipoacusia y sordera.
Según la función
comprometida y la sintomatología que el paciente desarrolle clasificamos la
ototoxicidad en: coclear (o auditiva) y vestibular. Y según su evolución en el
tiempo hablaremos de aguda (reversible) y crónica (irreversible), teniendo como
punto de corte 2‐3 semanas tras la interrupción del
tratamiento.
La toxicidad coclear o
auditiva puede abarcar desde un pequeño incremento en el umbral de audición,
sólo detectable a través de audiometría, hasta la sordera completa. La primera manifestación
clínica suele ser la presencia de acúfenos, en general bilaterales, de inicio
brusco y gran intensidad, pudiendo evolucionar o no, a una pérdida de audición.
En su estadío inicial el daño se limita a las frecuencias agudas (4000 a 8000 Hz)
no afectando a la audición conversacional, aunque el paciente suele referir
sensación de ruido y embotamiento auditivo, en esta fase los daños suelen ser
reversibles. En su estadío avanzado la toxicidad coclear afecta a las células
ciliares internas del apex coclear afectando a las frecuencias más graves y a
la audición conversacional, en este punto el déficit auditivo puede ser
permanente o sólo parcialmente reversible.
De forma paralela al daño
coclear se suele desarrollar la toxicidad vestibular, que se manifiesta con síntomas
como vértigo, náuseas, mareos y nistagmo, aunque es frecuente que estos
síntomas se enmascaren por los mecanismos compensatorios visuales y propioceptivo,
por ello el alcance de este tipo de ototoxicidad es difícil de evaluar,
principalmente si se desarrolla de forma lenta y progresiva.
Existen factores de riesgo
que pueden contribuir a la ototoxicidad de los medicamentos, como son:
concentraciones elevadas del medicamento, uso concomitante de varios
medicamentos ototóxicos, pérdida de audición preexistente, exposición previa a
agentes ototóxicos, exposición a ruido, susceptibilidad hereditaria, deshidratación,
fiebre, bacteriemia, infecciones óticas, alteración de la función renal,
alteración de la función hepática, fallo multiorgánico, edad, etc.
Medicamentos
ototóxicos
Son numerosos los
medicamentos asociados a la aparición de ototoxicidad, algunas revisiones afirman
que se utilizan más de 130 fármacos ototóxicos, para alguno de ellos como los
aminoglucósidos esta asociación es ampliamente conocida, en cambio no lo
estanto para otros fármacos muy utilizados en la práctica clínica habitual. En
la tabla de arriba se resumen los principales principios activos asociados a la
aparición de daño ótico, auditivo y/o vestibular.
La introducción de la
estreptomicina, utilizada en altas dosis para tratar la tuberculosis, llevó
aparejada la aparición de un efecto secundario: sordera y/o inestabilidad o
vértigo, que aparecía a partir del primer mes de tratamiento para dosis de
1g/día y mucho antes cuando se utilizaban dosis de 3g/día.
Los aminoglucósidos son un
grupo de medicamentos muy ototóxicos por cualquier vía de administración y
forma farmacéutica, siendo su ototoxicidad dosis dependiente y, en ocasiones,
irreversible. Actualmente la estreptomicina ya no se utiliza en el
tratamiento de la tuberculosis pero existen otras moléculas dentro de este
grupo de uso común en el medio hospitalario, todas ellas presentan un grupo
amino que le confiere su carácter básico, responsable de su actividad frente a
bacterias gram negativas, pero también de sus efectos tóxicos sobre el oído
interno y también sobre el riñón. Si bien la utilización de estos
fármacos en ciclos cortos y dentro de los márgenes de dosificación recomendados
son bastante seguros, habría que tener en cuenta factores de riesgo y de
susceptibilidad individual, con el fin de evitar daños.
La selectividad coclear o
vestibular de los antibióticos de este grupo es diferente, así mientras la
dihidroestreptomicina o la kanamicina son más tóxicas para la cóclea, el
sulfato de estreptomicina o la gentamincina lo son más a nivel vestibular.
La ototoxicidad de estos
antibióticos es dosis dependiente, por ello es muy importante no sobrepasar las
dosis recomendadas y ajustar adecuadamente la posología en niños,
ancianos y en casos de insuficiencia renal. Debido a que el mecanismo de ototoxicidad
parece ser saturable, es decir que depende de la concentración de antibiótico solo
hasta un nivel determinado, a partir del cual mayor dosis no implica mayor
toxicidad, se están usando pautas basadas en dosis muy altas administradas una vez
al día.
Aditividad
ototóxica: Aminoglucósidos + Diuréticos
El riesgo de sufrir
ototoxicidad aumenta generalmente cuando se administran de forma simultánea o consecutiva
varios fármacos ototóxicos, por ejemplo con la administración de varios
aminoglucósidos a la vez.
Dentro del grupo de los
diuréticos son los diuréticos del asa, y principalmente la furosemida, los que
más se relacionan con problemas de ototoxicidad. La sordera que provocan es generalmente
reversible y su mayor importancia radica en que puede potenciar muchísimo la acción
ototóxica de los aminoglucósidos.
Ototoxicidad
por cisplatino
Dentro del grupo de los
fármacos antineoplásicos es el cisplatino el que presenta mayor riesgo de
desarrollar efectos ototóxicos, aunque también se han visto relacionados otros
derivados del platino como el carboplatino o alcaloides de la vinca como la
vincristina. La ototoxicidad representa una importante limitación en el uso
efectivo del cisplatino, se ha observado que hasta el 31% de los pacientes tratados
con una dosis única de cisplatino (50 mg/m2) presentan síntomas de daño
auditivo generalmente irreversible y bilateral, manifestándose como
hipoacusia para frecuencias altas, que puede ir acompañada de
tinnitus, también puede aparecer otalgia, síntoma que no está presente en la
clínica de ototoxicidad por otros fármacos. Se han descrito también casos en
los que se manifiesta además toxicidad vestibular.
Esta reacción adversa parece
estar relacionada con la concentración plasmática máxima de cisplatino. El grado
de deterioro de la audición depende de la dosis total administrada, siendo más
frecuente e intensa con las dosis repetidas.
La ototoxicidad de
cisplatino tiene un efecto más pronunciado en niños, donde la prevalencia puede
ser mayor al 60% y con síntomas más severos. En la población pediátrica se ha
observado que los efectos ototóxicos del cisplatino pueden aparecer o empeorar
incluso años después de haber finalizado el tratamiento. Se debe realizar una
supervisión minuciosa mediante audiometría antes de iniciar un nuevo
tratamiento con cisplatino y antes de dosis posteriores, recomendando controles
auditivos incluso años después de finalizado el tratamiento, principalmente en
niños.
Desde que se comenzó a
utilizar los aminoglucósidos se observó que existían pacientes mucho más susceptibles,
presentando graves sorderas tras administrarles bajas dosis del fármaco. En
1993 se identificó la existencia de una mutación en un gen mitocondrial
(A1555G) que predispone a la toxicidad por aminoglucósidos, incluso a dosis bajas.
Un estudio llevado a cabo para establecer la prevalencia de la mutación de este
gen en el ADN mitocondrial en una población española cuyos pacientes tenían
patología auditiva o vestibular debida a la ototoxicidad por aminoglucósidos,
estimó que entre el 17 y el 33% eran portadores de la mutación1.
Ototóxicos
en embarazadas
El uso de estos fármacos
durante el periodo de gestación puede producir ototoxicidad en el feto. Se han
descrito casos de alteraciones audiovestibulares en recién nacidos tratados con
estreptomicina durante la gestación, de hecho uno de cada seis recién nacidos que
habían estado expuestos presentaban algún grado de pérdida de audición o de la
función vestibular, al parecer la ototoxicidad por estreptomicina no se limita
al periodo de embriogénesis sino que puede ocurrir en cualquier momento del
embarazo. Se deben evitar en la medida de lo posible la utilización de medica mentos
ototóxicos y en cualquier caso utilizarlos siempre con precaución en
embarazadas y neonatos.
ANTIFLAMATORIOS-ANALGESICOS
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Salicilatos (aspirina), ibuprofeno, indometacina,
fenoprofeno, naproxeno, fenilbutazona, acido mefenamico, piroxican,
etodolactol, priquazona, dextropropoxifeno.
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DIURETICOS
|
Bumetanida, acido etacrinico, furosemida, torasemida, piretanida
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ANTIMALARICOS
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Cloroquina, quinina (tónica) pirimetamina, hidroxicloroquina primaquina,
quinidina
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AGENTES ANTINEOPLÁSICOS
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Actinomicina, bleomicina, cisplatino, carboplatino, mostazas
nitrogenadas, misonidazol, vincristina, dactinomicina, ciclofosfamida,
ifosfamida, metrotexate, droloxifeno.
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BETA-BLOQUEANTES
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Propanolol, practolol.
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ANTICONCEPTIVOS
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Medroxiprogesterona
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ANTIDEPRESIVOS TRICÍCLICOS
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Imipramina, nortriptilina
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ANTIPARKINSONIANOS
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Bromocriptina
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Bibliografia
http://www.murciasalud.es/recursos/ficheros/253991-Boletin_FV_27.pdf
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