miércoles, 1 de octubre de 2014

ALTERACIONES DE LENGUAJE

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO
FES ZARAGOZA
ESPECIALIDAD EN ESTOMATOLOGÍA DEL NIÑO Y EL ADOLESCENTE
SEMINARIO MONOGRAFICO DE DX INTENGRAL
JOSE LUIS URIBE PIÑA
BIBIANA GONZÁLEZ OSORIO
ALTERACIONES DE LENGUAJE



Las patologías del lenguaje oral que tienen una mayor incidencia en Educación Infantil  y primaria. Distintos  autores plantean que determinadas características personales infantiles pueden jugar un papel relevante en la aparición de dichas alteraciones.
Aunque se cuestiona si las mencionadas peculiaridades del niño actúan como factores  desencadenantes, predisponentes, favorecedores, mantenedores o incluso agravantes en la configuración  de una patología determinada, o bien son un efecto del desorden lingüístico.

AFASIA

Alteración del lenguaje debido a lesiones cerebrales producidas después de la adquisición del lenguaje o en el transcurso del mismo.


          Afasia sensorial o de Wernicke.
          Afasia acústico-amnésica
          Afasia motora.
          Afasia infantil


DISGLOSIA

Se trata de un trastorno de la articulación de origen no neurológico central y provocado por lesiones físicas o malformaciones de los órganos articulatorios periféricos.

           Disglosias labiales
           Disglosias mandibulares
           Disglosias dentales
           Disglosias linguales
           Disglosias palatales


DISFONIA

Los datos existentes en torno a la incidencia de las alteraciones de la voz, indican que las disfonías infantiles son muy frecuentes en la edad escolar, fundamentalmente entre los 6 y 10 años. Se calcula que aproximadamente entre un 6-9% de los niños las padecen durante el período de escolarización, teniendo una mayor representación en el sexo masculino que en el femenino, en una proporción de 2-3 casos a 1 (Bustos, 2000).
Diferentes autores (Le Huche y Allali, 1994; Dinville, 1996; Morrison y Rammage, 1996; Bustos, 2000) señalan que existe una estrecha relación entre determinadas características de la personalidad infantil y ciertas modificaciones en las cualidades de la voz. Si la voz expresa las emociones, éstas pueden alterar la voz.

Herrero y Velasco (1988) señalan que la disfonía es consecuencia de unos factores desencadenantes y otros favorecedores (de índole orgánica y/o psicológica) que inciden sobre el aparato fonador desequilibrándolo. Algunos factores pueden ser: patologías otorrinolaringológicas (laringitis aguda, traumatismos, alergias), características psicológicas personales, técnicas vocales defectuosas, etc.
Los trastornos de la voz tienen un carácter multicausal (Bonet, 1997; Bustos 2000). De ahí que dependiendo del caso, intervengan uno o varios factores, entre los cuales, las características personales del niño tendrán una mayor o menor relevancia en el cuadro patológico infantil.
La teoría multifactorial de las disfonías funcionales opina que un desequilibrio emocional momentáneo del sujeto, asociado a algún factor que favorezca el mal uso de la voz, puede provocar la aparición de la disfonía. Si persiste el desequilibrio emocional, se desarrolla un circulo vicioso de sobreesfuerzo vocal, que favorece la aparición de lesiones orgánicas.
Algunos de los términos utilizados con mayor frecuencia para referirse a los niños disfónicos son los siguientes: inquietos, intranquilos, inseguros, seguros, dominantes, tensos, sumisos, tercos, enérgicos, vitales, dóciles, introvertidos, extrovertidos, sociables, impulsivos, perfeccionistas, inhibidos, tímidos,coléricos, caracteriales, persuasivos, rebeldes, despiertos, inteligentes, con tendencia al liderazgo, hiperactivos, apocados, solitarios, etc.
Los niños con disfonía hipercinética o hipertónica se caracterizan por una personalidad extrovertida,  ansiosa y locuaz. Son enérgicos y vitales en el desempeño de las actividades que realizan, escolares o extraescolares (juegos, deportes, etc.)

DISLALIA

   -Dislalia evolutiva
   -Dislalia funcional
   -Dislalia orgánica
   -Dislalia audiógena


Las dislalias son los trastornos del habla infantil más comunes y conocidos. Los datos estadísticos sobre la incidencia de la dislalia son escasos. Estos varían en función de la edad del niño y la definición que se haga de dicha patología. Los estudios realizados relativos a la frecuencia de dicha alteración según sexo, nos indican que al igual que la disfonía infantil, este desorden tiene una mayor representación en el sexo masculino que en el femenino.
Al igual que las disfonías, las dislalias son muy frecuentes en etapas escolares tempranas y la casuística es muy variada, pudiendo intervenir numerosos factores en la aparición de las mismas.
Desde un punto de vista rehabilitador, el tratamiento de la dislalia debe comenzar precozmente, puesto que el niño puede ser considerado por su entorno familiar, escolar y social como retrasado, lo que a su vez puede repercutir sobre su personalidad.
Una de las características comunes en los niños con dislalia, que puede condicionar en cierto modo su personalidad, es la toma de conciencia del problema. No es fácil relacionarse con los demás cuando uno tiene conciencia de sus limitaciones. Es normal que el niño en cada situación comunicativa, tenga dudas acerca de su eficacia. Esto provoca en él una fuerte inseguridad, que merma aún más su patrón de habla.
La toma de conciencia del problema puede repercutir en su rendimiento académico, ya que algunos de estos niños presentan serias dificultades a la hora de concentrarse en tareas escolares, tendiendo a mostrarse con mucha frecuencia distraídos y ausentes.
En la dislalia, al igual que en otras patologías, es importante explorar características personales del niño tales como: los signos de desvalorización, las conductas agresivas hacia el entorno y hacia sí mismo, los comportamientos regresivos, el grado de satisfacción personal, familiar y social, la actitud y el ajuste emocional, el grado de conflictividad parental y fraternal, los sentimientos de culpa, el grado de afectividad que reciben a nivel familiar, la actitud interpersonal, etc

DISFEMIA

La disfemia es una alteración de la fluidez del habla, que por lo general tiene una aparición temprana, alrededor de los 3 años de edad. Es un trastorno en la actuación lingüística del niño, estando preservada su competencia. Las investigaciones coinciden en que hay un predominio de esta alteración en el sexo masculino sobre el femenino, en una proporción de 3-4 niños por cada niña. Según datos epidemiológicos, afecta aproximadamente al 1% de la población sin tener en cuenta la edad y al 3-5% de niños en edad escolar hasta los 15 años (Santacreu y Frojan, 1993; Fernández-Zúñiga, 1997; Le Huche,
2000). Es una alteración que aumenta de manera considerable en la edad escolar, fundamentalmente al inicio de la escolaridad, aunque este dato no se constata en el caso de las niñas.
El pronóstico de la disfemia es muy variable. Evoluciona favorablemente hacia un patrón de habla normal dependiendo de varios factores (del desarrollo de las habilidades necesarias para organizar el lenguaje, de la capacidad para utilizarlo adecuadamente en situaciones sociales, de la actitud familiar, escolar y social, etc.), entre los cuales pueden desempeñar un papel relevante determinadas características personales del niño. Resulta conveniente intervenir en la tartamudez lo más precozmente posible, ya que la personalidad del niño puede sufrir las consecuencias de un entorno poco adaptativo.
Johnson (1959) al referirse al término tartamudez describe 3 dimensiones alteradas: la lingüística, la social y la cognitiva. La dimensión social (las reacciones del entorno frente al tartamudeo del niño, valorándolo como indeseable, anómalo o inaceptable) y la dimensión cognitiva (las actitudes, creencias y expectativas del niño tartamudo frente a la reacción de aquel que le escucha, su dificultad para hablar y la propia idea de persona tartamuda), pueden actuar cómo generadoras de determinados rasgos de personalidad en el niño más o menos funcionales, dependiendo del caso.
Dentro de las teorías de la disfemia, se encuentra la que intenta explicar la tartamudez como un trastorno de la personalidad. Según este punto de vista, las personas tartamudas presentan determinadas características de personalidad (ansiedad, introversión y escasas habilidades sociales), aunque no existen datos concluyentes al respecto.

Los niños con retraso en la adquisición y desarrollo del lenguaje tienden a manifestar ciertas características de la personalidad. Estas pueden ser consecuencia de la falta de lenguaje por parte del niñopara interaccionar con su entorno más cercano (familiar, social y escolar). Algunos de los rasgos de personalidad más característicos son: inseguridad, inhibición social, ansiedad, actitudes inmaduras,encerrarse en sí mismo, aislamiento, retraimiento, agresividad, agitación, tensión, elevada dependencia familiar, alteraciones psicoafectivas, etc. Un niño que carece del lenguaje necesario para expresarse en contextos comunicativos, puede manifestar conductas impulsivas o por el contrario conductas inhibitorias como mutismo, inseguridad, incompetencia, temor a las interacciones y desinterés por los contactos con otros niños o adultos.
Ajuriaguerra (1975) indica la existencia de tres tipos de disfásicos a partir de un estudio psicoafectivo realizado sobre niños con este diagnóstico: en primer lugar, niños con una organización de la personalidad en los límites de la normalidad (27,5%); en segundo lugar, niños con sintomatología ansiosa y disarmonía evolutiva (37,5%); y en tercer lugar, niños con una organización de la personalidad neurótica, psicótica o prepsicótica (35%). A partir de esta investigación, este autor constata que en los niños disfásicos  existe cierta relación entre la organización afectiva/social y una mayor o menor gravedad del trastorno.
Asimismo, concluye que existe una correlación moderada entre la estructura afectiva del niño y su modo de Comunicación.

Por tanto, en primer lugar debemos resaltar el carácter unidireccional o bidireccional de la personalidad en los retrasos de lenguaje. En unas ocasiones el retraso del lenguaje será consecuencia de determinados rasgos de personalidad del niño, y en cambio, otras veces las características personales del niño serán una consecuencia de dicho retraso. Y en segundo lugar, constatamos que cuanto más grave sea el retraso en la adquisición y desarrollo del lenguaje mayores serán las repercusiones sobre la personalidad del niño.




Clasificación CIE-10 Trastornos del lenguaje:
Subtipos:
Denominación:
Código:
A)
Trastornos de la pronunciación.
F.80.0
B)
Trastornos de la expresión del lenguaje.
F.80.1
C)
Trastornos de la comprensión del lenguaje.
F.80.2
D)
Afasia adquirida con epilepsia. Síndrome de Landau-Kleffner.
F.80.3
E)
Otros trastornos del desarrollo del lenguaje del habla y del lenguaje (ceceo, balbuceo).
F.80.8
F)
Trastorno del desarrollo del habla y del lenguaje sin especificar.
F.80.9


Diagnóstico diferencial:

Debe hacerse con el retraso mental, trastornos mixtos (receptivo-expresivo), trastornos generalizados del desarrollo, la afasia o disfasia (tipo receptivo) y también del mutismo selectivo.
Mientras que los niños con retraso mental tienen un deterioro generalizado de todo el funcionamiento intelectual, los niños con trastornos de la expresión tienen una inteligencia no verbal dentro de la normalidad (por ejemplo, medido con el WISC-IV, el C.I. no verbal se situaría por encima de 80).

La diferenciación respecto a los TGD o TEA, consiste en que éstos presentan ausencia de lenguaje interno, juego simbólico, intención comunicativa y, por tanto, hay problemas de relación social significativas que no presentan los niños con trastorno del lenguaje expresivo.

Hay también que diferenciar los niños con afasias o disfasias adquiridas ya que éstos presentan un desarrollo evolutivo normal y el deterioro ha tenido lugar después de enfermedad o traumatismo encefálico u otros trastornos de origen neurológico.
Finalmente en el mutismo selectivo, existe la capacidad de expresión oral pero ésta se manifiesta selectivamente delante de sólo ciertas personas o situaciones familiares al niño. En su base suelen haber problemas de timidez y emocionales. 

Evolución y pronóstico:
En términos generales, la evolución del trastorno va asociada a la presencia de otros trastornos. Si no se dan conjuntamente con el TDAH o problemas de origen emocional, el pronóstico es mejor.
La rapidez y el grado de recuperación dependen, también, de la gravedad del trastorno, de la motivación del niño para participar en las diferentes actividades planteadas en la intervención.
Son también de mejor pronóstico los niños que presentan un CI no verbal de 100 o más respecto a los que se sitúan en una franja límite con el retraso mental de tipo leve (CI<80).
Algunos datos apuntan que alrededor del 50% de los niños con trastornos de la expresión del lenguaje se recuperan normalmente.



BIBLIOGRAFÍA

AGUADO, G. (1988): Retardo del lenguaje, en J. Peña-Casanova, Manual de Logopedia, pp. 229-246,
Barcelona, Masson.
AGUILAR, A. (1994): Psicopatología del lenguaje, Barcelona, PPU
ESTIENNE, F. (1991): Retraso del lenguaje, disfasia y audiomudez, en J. A. Rondal y X. Seron, Trastornos del lenguaje 3, pp. 633-662, Barcelona, Paidos.


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