UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO
FES ZARAGOZA
ESPECIALIDAD EN ESTOMATOLOGÍA DEL NIÑO Y EL ADOLESCENTE
SEMINARIO MONOGRAFICO DE DX INTENGRAL
JOSE LUIS URIBE PIÑA
BIBIANA GONZÁLEZ OSORIO
ALTERACIONES DE LENGUAJE
Las
patologías del lenguaje oral que tienen una mayor incidencia en Educación
Infantil y primaria. Distintos autores plantean que determinadas
características personales infantiles pueden jugar un papel relevante en la
aparición de dichas alteraciones.
Aunque
se cuestiona si las mencionadas peculiaridades del niño actúan como
factores desencadenantes,
predisponentes, favorecedores, mantenedores o incluso agravantes en la
configuración de una patología
determinada, o bien son un efecto del desorden lingüístico.
AFASIA
Alteración del lenguaje debido a lesiones
cerebrales producidas después de la adquisición del lenguaje o en el transcurso
del mismo.
•
Afasia
sensorial o de Wernicke.
•
Afasia
acústico-amnésica
•
Afasia
motora.
•
Afasia
infantil
DISGLOSIA
Se trata de un trastorno de la
articulación de origen no neurológico central y provocado por lesiones físicas
o malformaciones de los órganos articulatorios periféricos.
•
Disglosias labiales
•
Disglosias mandibulares
•
Disglosias dentales
•
Disglosias linguales
•
Disglosias
palatales
DISFONIA
Los
datos existentes en torno a la incidencia de las alteraciones de la voz,
indican que las disfonías infantiles son muy frecuentes en la edad escolar,
fundamentalmente entre los 6 y 10 años. Se calcula que aproximadamente entre un
6-9% de los niños las padecen durante el período de escolarización, teniendo una
mayor representación en el sexo masculino que en el femenino, en una proporción
de 2-3 casos a 1 (Bustos, 2000).
Diferentes
autores (Le Huche y Allali, 1994; Dinville, 1996; Morrison y Rammage, 1996;
Bustos, 2000) señalan que existe una estrecha relación entre determinadas características
de la personalidad infantil y ciertas modificaciones en las cualidades de la
voz. Si la voz expresa las emociones, éstas pueden alterar la voz.
Herrero
y Velasco (1988) señalan que la disfonía es consecuencia de unos factores desencadenantes
y otros favorecedores (de índole orgánica y/o psicológica) que inciden sobre el
aparato fonador desequilibrándolo. Algunos factores pueden ser: patologías
otorrinolaringológicas (laringitis aguda, traumatismos, alergias),
características psicológicas personales, técnicas vocales defectuosas, etc.
Los
trastornos de la voz tienen un carácter multicausal (Bonet, 1997; Bustos 2000).
De ahí que dependiendo del caso, intervengan uno o varios factores, entre los
cuales, las características personales del niño tendrán una mayor o menor
relevancia en el cuadro patológico infantil.
La
teoría multifactorial de las disfonías funcionales opina que un desequilibrio
emocional momentáneo del sujeto, asociado a algún factor que favorezca el mal
uso de la voz, puede provocar la aparición de la disfonía. Si persiste el
desequilibrio emocional, se desarrolla un circulo vicioso de sobreesfuerzo
vocal, que favorece la aparición de lesiones orgánicas.
Algunos
de los términos utilizados con mayor frecuencia para referirse a los niños
disfónicos son los siguientes: inquietos, intranquilos, inseguros, seguros,
dominantes, tensos, sumisos, tercos, enérgicos, vitales, dóciles,
introvertidos, extrovertidos, sociables, impulsivos, perfeccionistas,
inhibidos, tímidos,coléricos, caracteriales, persuasivos, rebeldes, despiertos,
inteligentes, con tendencia al liderazgo, hiperactivos, apocados, solitarios,
etc.
Los
niños con disfonía hipercinética o hipertónica se caracterizan por una
personalidad extrovertida, ansiosa y
locuaz. Son enérgicos y vitales en el desempeño de las actividades que
realizan, escolares o extraescolares (juegos, deportes, etc.)
DISLALIA
-Dislalia evolutiva
-Dislalia funcional
-Dislalia orgánica
-Dislalia audiógena
Las
dislalias son los trastornos del habla infantil más comunes y conocidos. Los
datos estadísticos sobre la incidencia de la dislalia son escasos. Estos varían
en función de la edad del niño y la definición que se haga de dicha patología.
Los estudios realizados relativos a la frecuencia de dicha alteración según
sexo, nos indican que al igual que la disfonía infantil, este desorden tiene
una mayor representación en el sexo masculino que en el femenino.
Al
igual que las disfonías, las dislalias son muy frecuentes en etapas escolares
tempranas y la casuística es muy variada, pudiendo intervenir numerosos
factores en la aparición de las mismas.
Desde
un punto de vista rehabilitador, el tratamiento de la dislalia debe comenzar
precozmente, puesto que el niño puede ser considerado por su entorno familiar,
escolar y social como retrasado, lo que a su vez puede repercutir sobre su
personalidad.
Una
de las características comunes en los niños con dislalia, que puede condicionar
en cierto modo su personalidad, es la toma de conciencia del problema. No es
fácil relacionarse con los demás cuando uno tiene conciencia de sus
limitaciones. Es normal que el niño en cada situación comunicativa, tenga dudas
acerca de su eficacia. Esto provoca en él una fuerte inseguridad, que merma aún
más su patrón de habla.
La
toma de conciencia del problema puede repercutir en su rendimiento académico,
ya que algunos de estos niños presentan serias dificultades a la hora de
concentrarse en tareas escolares, tendiendo a mostrarse con mucha frecuencia
distraídos y ausentes.
En
la dislalia, al igual que en otras patologías, es importante explorar características
personales del niño tales como: los signos de desvalorización, las conductas
agresivas hacia el entorno y hacia sí mismo, los comportamientos regresivos, el
grado de satisfacción personal, familiar y social, la actitud y el ajuste emocional,
el grado de conflictividad parental y fraternal, los sentimientos de culpa, el
grado de afectividad que reciben a nivel familiar, la actitud interpersonal,
etc
DISFEMIA
La
disfemia es una alteración de la fluidez del habla, que por lo general tiene
una aparición temprana, alrededor de los 3 años de edad. Es un trastorno en la
actuación lingüística del niño, estando preservada su competencia. Las
investigaciones coinciden en que hay un predominio de esta alteración en el
sexo masculino sobre el femenino, en una proporción de 3-4 niños por cada niña.
Según datos epidemiológicos, afecta aproximadamente al 1% de la población sin
tener en cuenta la edad y al 3-5% de niños en edad escolar hasta los 15 años
(Santacreu y Frojan, 1993; Fernández-Zúñiga, 1997; Le Huche,
2000).
Es una alteración que aumenta de manera considerable en la edad escolar,
fundamentalmente al inicio de la escolaridad, aunque este dato no se constata
en el caso de las niñas.
El
pronóstico de la disfemia es muy variable. Evoluciona favorablemente hacia un
patrón de habla normal dependiendo de varios factores (del desarrollo de las habilidades
necesarias para organizar el lenguaje, de la capacidad para utilizarlo
adecuadamente en situaciones sociales, de la actitud familiar, escolar y
social, etc.), entre los cuales pueden desempeñar un papel relevante
determinadas características personales del niño. Resulta conveniente
intervenir en la tartamudez lo más precozmente posible, ya que la personalidad
del niño puede sufrir las consecuencias de un entorno poco adaptativo.
Johnson
(1959) al referirse al término tartamudez describe 3 dimensiones alteradas: la
lingüística, la social y la cognitiva. La dimensión social (las reacciones del
entorno frente al tartamudeo del niño, valorándolo como indeseable, anómalo o
inaceptable) y la dimensión cognitiva (las actitudes, creencias y expectativas
del niño tartamudo frente a la reacción de aquel que le escucha, su dificultad
para hablar y la propia idea de persona tartamuda), pueden actuar cómo generadoras
de determinados rasgos de personalidad en el niño más o menos funcionales,
dependiendo del caso.
Dentro
de las teorías de la disfemia, se encuentra la que intenta explicar la
tartamudez como un trastorno de la personalidad. Según este punto de vista, las
personas tartamudas presentan determinadas características de personalidad
(ansiedad, introversión y escasas habilidades sociales), aunque no existen datos
concluyentes al respecto.
Los
niños con retraso en la adquisición y desarrollo del lenguaje tienden a manifestar
ciertas características de la personalidad. Estas pueden ser consecuencia de la
falta de lenguaje por parte del niñopara interaccionar con su entorno más
cercano (familiar, social y escolar). Algunos de los rasgos de personalidad más
característicos son: inseguridad, inhibición social, ansiedad, actitudes
inmaduras,encerrarse en sí mismo, aislamiento, retraimiento, agresividad,
agitación, tensión, elevada dependencia familiar, alteraciones psicoafectivas,
etc. Un niño que carece del lenguaje necesario para expresarse en contextos
comunicativos, puede manifestar conductas impulsivas o por el contrario
conductas inhibitorias como mutismo, inseguridad, incompetencia, temor a las
interacciones y desinterés por los contactos con otros niños o adultos.
Ajuriaguerra
(1975) indica la existencia de tres tipos de disfásicos a partir de un estudio psicoafectivo
realizado sobre niños con este diagnóstico: en primer lugar, niños con una
organización de la personalidad en los límites de la normalidad (27,5%); en
segundo lugar, niños con sintomatología ansiosa y disarmonía evolutiva (37,5%);
y en tercer lugar, niños con una organización de la personalidad neurótica, psicótica
o prepsicótica (35%). A partir de esta investigación, este autor constata que
en los niños disfásicos existe cierta
relación entre la organización afectiva/social y una mayor o menor gravedad del
trastorno.
Asimismo,
concluye que existe una correlación moderada entre la estructura afectiva del
niño y su modo de Comunicación.
Por
tanto, en primer lugar debemos resaltar el carácter unidireccional o
bidireccional de la personalidad en los retrasos de lenguaje. En unas ocasiones
el retraso del lenguaje será consecuencia de determinados rasgos de
personalidad del niño, y en cambio, otras veces las características personales
del niño serán una consecuencia de dicho retraso. Y en segundo lugar, constatamos
que cuanto más grave sea el retraso en la adquisición y desarrollo del lenguaje
mayores serán las repercusiones sobre la personalidad del niño.
Clasificación CIE-10 Trastornos del lenguaje:
Subtipos:
|
Denominación:
|
Código:
|
A)
|
Trastornos de la pronunciación.
|
F.80.0
|
B)
|
Trastornos de la expresión del
lenguaje.
|
F.80.1
|
C)
|
Trastornos de la comprensión del
lenguaje.
|
F.80.2
|
D)
|
Afasia adquirida con epilepsia. Síndrome de
Landau-Kleffner.
|
F.80.3
|
E)
|
Otros trastornos del desarrollo del lenguaje del
habla y del lenguaje (ceceo, balbuceo).
|
F.80.8
|
F)
|
Trastorno del desarrollo del habla y del lenguaje
sin especificar.
|
F.80.9
|
Diagnóstico diferencial:
Debe
hacerse con el retraso mental, trastornos mixtos (receptivo-expresivo),
trastornos generalizados del desarrollo, la afasia o disfasia (tipo receptivo)
y también del mutismo selectivo.
Mientras
que los niños con retraso mental tienen un deterioro generalizado de todo el
funcionamiento intelectual, los niños con trastornos de la expresión tienen una
inteligencia no verbal dentro de la normalidad (por ejemplo, medido con el WISC-IV, el C.I. no verbal se situaría por encima de 80).
La
diferenciación respecto a los TGD o TEA, consiste en que éstos presentan ausencia de
lenguaje interno, juego simbólico, intención comunicativa y, por tanto, hay problemas
de relación social significativas que no presentan los niños con trastorno del
lenguaje expresivo.
Hay
también que diferenciar los niños con afasias o disfasias adquiridas ya que
éstos presentan un desarrollo evolutivo normal y el deterioro ha tenido lugar
después de enfermedad o traumatismo encefálico u otros trastornos de origen
neurológico.
Finalmente
en el mutismo selectivo, existe la
capacidad de expresión oral pero ésta se manifiesta selectivamente delante de
sólo ciertas personas o situaciones familiares al niño. En su base suelen haber
problemas de timidez y emocionales.
Evolución y pronóstico:
En términos generales, la evolución del trastorno va asociada
a la presencia de otros trastornos. Si no se dan conjuntamente con el TDAH o problemas de origen emocional, el pronóstico es
mejor.
La
rapidez y el grado de recuperación dependen, también, de la gravedad del
trastorno, de la motivación del niño para participar en las diferentes
actividades planteadas en la intervención.
Son
también de mejor pronóstico los niños que presentan un CI no verbal de 100 o
más respecto a los que se sitúan en una franja límite con el retraso mental de tipo leve (CI<80).
Algunos
datos apuntan que alrededor del 50% de los niños con trastornos de la expresión
del lenguaje se recuperan normalmente.
BIBLIOGRAFÍA
AGUADO,
G. (1988): Retardo del lenguaje, en J. Peña-Casanova, Manual de Logopedia, pp.
229-246,
Barcelona,
Masson.
AGUILAR,
A. (1994): Psicopatología del lenguaje, Barcelona, PPU
ESTIENNE,
F. (1991): Retraso del lenguaje, disfasia y audiomudez, en J. A. Rondal y X.
Seron, Trastornos del lenguaje 3, pp. 633-662, Barcelona, Paidos.
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