Universidad Nacional Autónoma de
México
Facultad de Estudios Superiores
Zaragoza
Posgrado:
Estomatología del Niño y el
Adolescente
Seminario Monográfico de Diagnóstico
Integral
Dr. José Luis Uribe Piña
Cardiopatias Adquiridas
Torres Salazar Diana Hiromi
22/Octubre/2014
Cardiopatias Adquiridas
Hipertension Aretrial Sistemica
Afecta entre el 10 al 15% de los niños a edad escolar. Puede
resultar en complicaciones cardiacas, aun en los niños. Se puede controlar la
hipertensión de inicio sin fármacos.
Una tercera parte de estos niños permanecerán hipertensos al
llegar a la edad adulta. Niños con padres con
hipertensión arterial se encuentran en mayor riesgo de desarrollar
hipertensión y requerirán de seguimiento estrecho. Si uno de los padres es hipertenso,
1/3 de sus hijos desarrollaran hipertensión. Cuando ambos padres son
hipertensos el riesgo se duplica.
Se puede detectar hipertrofia ventricular izquierda
(crecimiento del corazón izquierdo) en el 80% de los pacientes pediátricos con
hipertensión arterial. Los efectos secundarios o complicaciones de la
hipertensión a largo plazo aun permanecen inciertas.
Enfermedad de Kawasaki.
Es una enfermedad en donde el sistema inmune del cuerpo ataca
los tejidos propios sin razón aparente. Existen varias teorías pero ninguna de
ellas concluyentes. El punto principal en esta anomalía es la forma en que se
afecta el corazón.
El sistema inmune ataca varias partes del cuerpo que incluye
la piel (rash), conjuntivitis (enrojecimiento de los ojos), descamación de la
piel de los dedos del pie y mano, crecimiento de nodos linfáticos, afección de
vasos que irrigan el corazón (arterias coronarias) así como el músculo cardiaco
(miocarditis).
La meta del manejo médico es evitar el involucro coronario y
sus complicaciones ya que pueden presentar dilatación o crecimiento de las
coronarias así como infarto miocárdico.
Enfermedad Reumática Cardiáca.
Es una enfermedad autoinmune en donde los anticuerpos
producidos por el cuerpo ante la infección de una bacteria (estreptococco)
causa daño en varias partes del cuerpo incluyendo el corazón, cerebro,
articulaciones y piel.
Hoy en día es una enfermedad no frecuente observada
principalmente en países en desarrollo con una incidencia de 2.9 por 100,000
habitantes.
Entre los efectos que produce son carditis (inflamación del
corazón), poliartritis (inflamación de
múltiples articulaciones), corea (movimientos anormales de los brazos
secundario a afección cerebral), eritema marginatum, nódulos subcutáneos
(debido al proceso inflamatorio por debajo de la piel).
La carditis se observa en el 50% de los pacientes con fiebre
reumática. No solo afecta el músculo del corazón, sino también sus válvulas.
Los niños con enfermedad reumática desarrollan una enfermedad crónica debido al
daño de las válvulas, si el daño es importante sobrevendrá falla del corazón.
El tratamiento consiste en erradicar la infección con
antibióticos y prevenir una nueva infección.
Si hay recurrencia de la enfermedad esta podrá dañar las válvulas del
corazón y empeorar la enfermedad del corazón.
Bibliografía
-
www.medline.com
Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Estudios Superiores Zaragoza
Posgrado:
Estomatología del Niño y el Adolescente
Seminario Monográfico de Diagnóstico Integral
Dr. José Luis Uribe Piña
Anatomia y fisiologia del ojo
Torres Salazar Diana Hiromi
Anatomia y fisiología del ojo
El ojo humano es el órgano anatómico que recoge en
su interior la estructura sensible que hace posible el inicio del complejo
proceso de la visión. Por su forma se le denomina Globo ocular. Es un órgano
par situado a ambos lados del plano sagital, protegido por grasa y tejidos
blandos y por las paredes óseas que componen las cavidades orbitarias, donde
además del globo ocular se alojan el nervio óptico, los músculos oculares, la
glándula lagrimal, vasos y nervios. Los párpados, las pestañas y las lágrimas
son protectores del ojo.
Cuando miramos a una persona de frente, vemos que
sus dos ojos están separados por la nariz. Es por ello por lo que a la parte
interna de los ojos se la puede calificar con el adjetivo de parte nasal. Por
el contrario, la externa de cada ojo está en la zona más próxima a los huesos
temporales del cráneo y por ello recibe este adjetivo posicional (temporal).
Además la parte interna o nasal recibe el calificativo anatómico de medial y la
parte externa o temporal es denominada asimismo lateral. Añadiendo los términos
superior e inferior y en otra orientación anterior y posterior podremos
reconocer espacialmente cualquiera de las estructuras del ojo.
El globo ocular, esfera de unos 24 mm de diámetro
anteroposterior, está formado de fuera a dentro por tres capas concéntricas:
La exterior es la túnica fibrosa o
córneo-escleral que se compone de dos segmentos esféricos; el anterior la
córnea, es la porción más pequeña y prominente; el posterior es la esclerótica.
Revistiendo los párpados por su cara posterior (interior) y parte de la esclera
anterior (por su exterior) está la conjuntiva, membrana en la que se vierte la
secreción lagrimal que participará en la nutrición y protección de las capas
superficiales de la córnea.
La capa intermedia (úvea) es la túnica vascular, la componen por delante, el iris, por detrás, la
coroides, y la unión de ambos, un engrosamiento que se conoce con el nombre de
cuerpo ciliar.
La capa interna, túnica
nerviosa es la retina, que se continúa por delante con la capa profunda del
cuerpo ciliar y del iris.
La córnea es la porción anterior clara y
transparente de la capa externa del globo ocular. Es la superficie refractante
mayor del ojo y la más sensible del cuerpo, dada la abundancia de fibras
nerviosas que contiene. Su función fisiológica principal es mantener la
superficie del ojo lisa y transparente, mientras protege el contenido
intraocular. Se continúa con la esclerótica. Tanto por delante como por detrás
se encuentra la córnea bañada por líquidos, que le proporcionarán los elementos
nutrientes para el metabolismo corneal dado que no tiene vasos sanguíneos. La
lágrima humedece el epitelio corneal o cara anterior y el humor acuoso hacen
posible la nutrición desde la cara posterior o endotelial.
La esclerótica
o esclera es la túnica que junto con la córnea, forma la capa fibrosa
externa del globo ocular. Constituye el esqueleto del globo ocular. Está
compuesta de haces de tejido conjuntivo y fibras elásticas que le dan una
consistencia fuerte, permitiéndole mantener la forma del ojo a pesar de alcanzar
un espesor máximo de 1 mm. En su parte delantera presenta las inserciones de
los músculos extrínsecos del ojo, y en el polo posterior, la salida del nervio
óptico, la vena central de la retina y accede al interior del ojo la arteria
central de la retina.
La coroides
constituye la mayor parte de la región uveal. Se sitúa entre la esclerótica y
la retina. Se compone principalmente de vasos sanguíneos que le confieren su
color pardusco. Tiene como función primaria nutrir la retina, el cuerpo vítreo
y el cristalino.
La retina es
la capa más interna del ojo, situada entre la coroides y el cuerpo vítreo.
Entre otros elementos está constituida por una expansión del nervio óptico. Es
una estructura compleja, con numerosos tipos de células y una disposición anatómica en diez estratos
o capas. En las más externas están los elementos celulares encargados de la
transformación de la energía luminosa en energía bioeléctrica (fotorreceptores)
mientras que las más internas están encargadas de la transmisión de dicha energía,
conduciendo el estímulo visual hacia el cerebro y representando el primer
escalón de la vía óptica. Las primeras
neuronas de esta vía óptica son las células bipolares; las segundas las
ganglionares. La zona anatómica más importante de la retina es la mácula. Es la
retina central y a ese nivel aparece únicamente un tipo de fotorreceptores que
se denominan conos. En la retina periférica los fotorreceptores predominantes
son denominados por su forma más alargada bastones; éstos aumentan en número o
densidad a medida que nos alejamos de la zona macular al tiempo que disminuyen
los conos. Los conos son sensibles a la luz intensa y su riqueza en pigmentos
fotosensibles les confiere la capacidad de discriminar los colores. Los
bastones están dotados de un pigmento que les permite generar sensación visual
en condiciones de baja iluminación y en la oscuridad; no pueden percibir los
colores pero están muy capacitados, gracias también a las conexiones
interneuronales, para percibir los movimientos de los objetos dentro del
espacio en el que originan estímulos visuales que pueden ser captados por el
ojo estático (esa porción de espacio será denominada campo visual). Por lo
tanto, a los conos conciernen la agudeza visual y la discriminación del color
con iluminación de gran intensidad. A los bastones corresponde la visión con
iluminación escasa.
Como explicamos en el párrafo anterior, en el punto
correspondiente al eje del globo ocular sobre la superficie interna, la retina
presenta una extensión avascular, la mácula lútea, en cuyo centro se encuentra
una pequeña depresión, la fóvea central.
Provista de una gran concentración de conos, y casi sin bastones constituye la
zona de la visión nítida. A unos 3 mm hacia el lado interno del polo posterior
del ojo, se encuentra la cabeza del nervio óptico (papila), zona constituida
por fibras nerviosas sin poder visual, motivo por el cual se llama también
punto ciego. En el resto de la retina existe abundancia de bastones y la
concentración de conos decrece paulatinamente a medida que aumenta la distancia
a la mancha amarilla.
El iris es
una membrana situada detrás de la córnea e inmediatamente delante del
cristalino. Es llamativo al observador por ser la parte que da el color que
caracteriza a nuestros ojos (marrón, castaño, azul, verde, etc.). Es de
color variable, de forma circular y está
perforada en su centro por una abertura también circular (pupila), cuyo tamaño
varía por la acción del músculo esfínter y dilatador de la pupila que, de manera
refleja, controlan la cantidad de luz que entra en el ojo. La contracción
pupilar no sólo se produce en el ojo expuesto a un aumento en la iluminación,
sino que también se manifiesta en el otro ojo (contracción consensual).
El cuerpo
ciliar se compone de los procesos ciliares y el músculo ciliar, que lleva a
cabo la acomodación o enfoque del cristalino. Los procesos ciliares, en extremo
vasculares, sirven para la secreción de los líquidos nutricios del interior que
alimentan especialmente a la córnea, al cristalino y al vítreo. Es la estructura
especializada en la producción del humor acuoso ocular, que será necesario en
el mantenimiento de la anatomía y fisiología del segmento anterior del ojo (las
partes fundamentales que conforman este segmento anterior ocular son la córnea,
el iris y el cristalino).
El humor
acuoso es un líquido cuya composición se asemeja a la del plasma con
supresión de casi todas las proteínas. Contribuye al mantenimiento de la
presión intraocular, y facilita el metabolismo del cristalino, y de la córnea
que carecen de vasos. Secretado por el cuerpo ciliar fluye en la cámara
posterior entre el iris y el cristalino, desde aquí pasa a la cámara anterior a
través de la pupila. También es el responsable en gran medida del mantenimiento
de un adecuado tono o tensión ocular.
El cristalino
es una lente, un órgano encapsulado, de forma lenticular, transparente,
biconvexo, formado por una serie de laminillas concéntricas. Suspendido de los
procesos ciliares por filamentos es una esfera hueca de células epiteliales. La
función del cristalino, junto con la córnea consiste en enfocar los rayos de
manera que formen la imagen sobre la mácula. Su poder refringente varía según
la distancia a la que se sitúe el objeto. La modificación en la refringencia
del cristalino, acomodación, se produce con el cambio en su forma por acción
del músculo ciliar. La capacidad de acomodación es máxima en el recién nacido,
disminuyendo progresivamente con la edad. Sobre los 40 años se pierde toda
potencia acomodativa (presbicia). La visión neta cercana a partir de esa edad
se ha de conseguir mediante el uso de lentes.
El cuerpo
vítreo es una masa transparente, incolora, de consistencia blanda, que
ocupa la cavidad posterior del globo ocular. Situado entre el cristalino, el
cuerpo ciliar y la retina, constituye el volumen más amplio del ojo. Carente de
vasos, se nutre de los tejidos próximos: coroides, cuerpo ciliar y retina. El
vítreo es una estructura implicada en la génesis de los desprendimientos de
retina y todavía tenemos grandes lagunas en el conocimiento de su fisiología.
El sistema visual que se inicia en el globo ocular
se continúa por las vías ópticas hasta llegar a los centros ópticos. La vía
óptica comunica el globo ocular con el cerebro. Las vías ópticas, que
transportan los estímulos luminosos, están representados por dos nervios
ópticos, el quiasma óptico y las dos bandas o cintillas ópticas, el tálamo y
las radiaciones ópticas. La vía óptica tiene una estructura compleja y permite
que la información que procede de los dos ojos se mezcle de manera que cada
hemisferio cerebral recibirá parte de los estímulos recogidos por cada uno de
los ojos. En líneas generales podemos resumir esta distribución de fibras como
sigue:
- La retina quedaría dividida por una línea vertical
que pasaría por la mácula en dos grandes campos, retina nasal la interna y
retina temporal la externa. Las fibras nerviosas, axones de las células
ganglionares, procedentes de la retina temporal quedan dispuestas en la parte
lateral o externa del nervio óptico y las fibras que se originan en la retina
nasal se colocan en la parte medial o interna. Además están ordenadas de modo
que las fibras procedentes de la parte superior de la retina quedan en posición
superior en el nervio óptico y las relacionadas con la retina inferior están en
la parte inferior del nervio.
- A nivel del quiasma tiene lugar la mezcla o cruce de
la información procedente de ambos ojos, de modo que las fibras nasales se
cruzan en su totalidad, permaneciendo en su lado las fibras temporales.
- De este modo en las cintillas ópticas encontramos
fibras de la retina temporal del ojo del mismo lado y fibras de la retina nasal
del ojo contralateral. Más concretamente, en la cintilla derecha hay fibras
temporales del ojo derecho y nasales del izquierdo y en la cintilla izquierda
se reúnen las fibras temporales del ojo izquierdo con las nasales que provienen
de la retina del ojo derecho.
- Las cintillas llegan al tálamo, estructura del
diencéfalo, en el que tiene lugar la sinapsis o unión con la tercera neurona de
todas las vías sensibles del organismo. La escala de las fibras implicadas en
la visión tiene lugar en el denominado cuerpo geniculado externo.
- Desde el cuerpo geniculado externo talámico los
estímulos visuales son conducidos a la zona occipital cerebral por las
radiaciones ópticas. Las radiaciones del hemisferio cerebral derecho proceden
de las mitades derechas de las retinas (temporal del ojo derecho y nasal del
ojo izquierdo). Las fibras superiores, originadas en la retina superior,
terminan por encima de la cisura calcarina y las fibras inferiores realizan sus
sinapsis por debajo de la misma. Las radiaciones ópticas del hemisferio
izquierdo proceden de la retina temporal del ojo izquierdo y de la nasal del
derecho (mitades izquierdas de las retinas).
- La retina recoge la sensibilidad de forma cruzada de
manera que las hemirretinas derechas son estimuladas por luz y objetos
localizados espacialmente a la izquierda del observador y al contrario en el
caso de las retinas izquierdas. Llamamos hemirretinas derechas a la mitad
derecha (nasal) de la retina del ojo izquierdo y a la mitad temporal del ojo
derecho. Son hemirretinas izquierdas la temporal del ojo izquierdo y la nasal
del derecho. De esta forma, y debido a la disposición de las fibras a lo largo del
proyecto de la vía óptica, el lóbulo occipital derecho recoge la información
visual de lo que acontece a la izquierda del observador y el lóbulo occipital
izquierdo procesará los estímulos originados por la luz y los objetos situados
a la derecha.
El ojo humano funciona de tal manera que permite la
transformación de la energía de la luz en una energía bioeléctrica que recorre
la vía óptica y llega al cerebro. Es en
este nivel en el que se procesa la información, y por la diferente modulación
de la corriente originada por cada tipo de estímulo se realiza la
interpretación de la imagen visual.
El ojo gira libremente en todas las direcciones
gracias a sus seis músculos, los músculos extrínsecos, los cuatro rectos y los
dos oblicuos, que tienen su origen en las paredes de la órbita y se insertan en
la esclerótica.
Ambos ojos se mueven simultáneamente (movimientos
asociados), regulados por centros de asociación que inervan grupos de músculos
de los dos ojos al mismo tiempo.
El ojo se puede considerar como un sistema óptico
compuesto concéntrico ya que posee una serie de estructuras encargadas del
correcto enfoque de los haces de luz que deben ser proyectados sobre la retina
con la mayor nitidez posible para una correcta visión. El ojo tiene un
funcionamiento similar a una cámara oscura cuyo objetivo está constituido por
el conjunto de medios transparentes que, de fuera a dentro, son la capa delgada
de lágrimas, la córnea, el humor acuoso, el cristalino, el vítreo y las
primeras capas de la retina, previa a los conos y los bastones. Transparencia,
curvatura e índice de refracción de los diversos medios, así como la
regularidad de las superficies limitantes, dan como resultado la formación de
la imagen al nivel de la capa sensible de la retina.
Tal disposición permite a los rayos que penetran en
el ojo converger progresivamente hasta unirse a la capa sensible de la retina,
formando la imagen de objetos. Esto ocurre en el ojo emétrope u ojo ópticamente
normal.
El primer dioptrio que se encuentra la luz en su
camino hacia la retina es la córnea que se puede considerar como una lente
convergente de unas 43 dioptrías de potencia. A continuación los haces
luminosos encuentran el humor acuoso que tiene menos importancia porque su
índice de refracción es 1.33, similar al de la córnea y apenas modifica la
trayectoria. La segunda lente está constituida por el cristalino, que a
diferencia de la córnea tiene un poder refractivo variable, ya que su forma
puede ser modificada por la acción del músculo ciliar, que aumenta o disminuye
su grosor según sea necesario para el enfoque de las imágenes en función de la
distancia a que se encuentren los objetos. Este mecanismo de enfoque se conoce
como acomodación y es de gran importancia en la visión cercana (menos de 6
metros). El acto de acomodación se acompaña de la contracción de la pupila y de
la convergencia de las líneas visuales.
El grado de acomodación ha de variar para cada
distancia a la que se sitúe el objeto, no pudiendo estar adaptado a la vez para
dos distancias diferentes. De ahí que mientras se mira a lo lejos, los objetos
distantes aparezcan claros y los cercanos, nublados. Debido a que los rayos
paralelos, procedentes de los objetos lejanos, se reúnen en la retina y los que
provienen de los objetos cercanos, divergentes, se enfocan detrás de la retina.
Ahora bien, cuando aumenta el poder refringente del ojo por la acomodación, los
rayos paralelos provenientes de los objetos lejanos se enfocan delante de la
retina y los divergentes, procedentes de los objetos cercanos, se enfocan en la
retina. Aquellos aparecen borrosos y éstos, con nitidez.
Una vez superado el cristalino, los haces tienen que
atravesar el humor vítreo, medio que tampoco tiene gran influencia en la refracción.
Dada la gran potencia refractiva de la córnea y del
cristalino, el foco del sistema óptico se encuentra en la cámara vítrea, lo que
hace que los rayos inviertan su trayectoria y formen una proyección “al revés”
sobre la retina. Esta imagen invertida será corregida una vez que llegue a la
corteza cerebral, donde cada punto será “recolocado” en su verdadera posición.
La visión es la función del ojo, del sistema visual.
Por razones metodológicas, para su estudio, se subdivide la función en: sentido
de la forma, sentido cromático y sentido luminoso.
El sentido de
la forma es la facultad del ojo para percibir la figura y la forma de los
objetos. Se denomina también agudeza visual. El contraste, la iluminación, el
estado fisiológico y la edad del sujeto son factores que la modifican para un
ojo normal.
Para que un ojo tenga una agudeza
visual normal se deben cumplir las siguientes condiciones:
1. El estado de refracción ocular debe ser de emetropía o en el caso de que
exista un defecto de refracción (ametropía) estará bien corregido por cualquiera
de los métodos posibles.
2. Las estructuras oculares que son atravesadas por la luz deben mantener la
transparencia.
3. La mácula (retina central) y la vía óptica que le corresponde, así como el
área 17 del córtex tienen que estar en condiciones de normalidad
anatomofisiológica.
En estado de reposo, el ojo normal está adaptado
para converger los rayos paralelos procedentes de los objetos lejanos sobre la
mácula, por acción de los poderes refringentes de los medios transparentes del
ojo, preferentemente de la córnea y del cristalino. Es lo que constituye la
visión lejana. Los rayos divergentes que proceden de un objeto cercano son
enfocados también sobre la retina, visión próxima. Requiriéndose para ello el
concurso del aumento del poder refringente del cristalino (acomodación) que
permite la disminución de la distancia focal, aumentando el grosor de la lente
intraocular.
Los rayos luminosos que caen sobre un lado de la
retina proceden del lado opuesto del campo visual. La porción superior de la
retina recibe las imágenes de los objetos situados en la parte inferior del
campo visual y la mitad temporal de la retina recibe las imágenes de los
objetos situados en el campo nasal. Por tanto, la imagen retiniana es siempre
una imagen invertida. Tras el cruce de las fibras nerviosas en el quiasma, la
proyección en la corteza dará lugar a una imagen derecha.
La mayor agudeza visual se alcanza en la mácula
mientras se mira directamente. Es lo que constituye la visión central.
Cuando la imagen de un objeto no cae sobre la mácula
determina una visión sin nitidez, pero de gran importancia para la lectura,
para ver imágenes de gran tamaño, para el desplazamiento y otras actividades de
seguridad y guía. Se trata de la visión periférica.
El espacio en el que pueden ser vistos los objetos
mientras la mirada permanece fija en un punto determinado es el campo visual.
Su amplitud varía con el tamaño de los objetos y con su color, con la
intensidad de la iluminación ambiente, con el contraste entre objeto y fondo y
con el estado de adaptación del ojo. En un ojo normal abarca hacia fuera 90º ó
más; hacia dentro, entre 45º y 60º; hacia arriba entre 45º y 55º; y, hacia
abajo, entre 50º y 70º.
Un campo visual normal exige:
1. La transparencia de córnea, cristalino y vítreo.
2. La retina debe mantener su integridad tanto en la zona macular (que se
corresponderá con el campo visual central) como en la zona periférica (que
determinará la extensión total del campo (campo visual periférico).
3. Cuando tenga que determinarse la normalidad del campo visual central, el
ojo que se explora tiene que estar en óptimas condiciones refractivas, puesto
que el campo central se influye por una buena agudeza visual, circunstancia que
no ocurre con el campo visual periférico, que puede mantenerse normal con bajas
agudezas visuales.
El sentido
cromático es la capacidad del ojo para percibir los colores. Compete a los
conos, sensibles sólo con iluminación de gran intensidad. En condiciones de
baja iluminación o de oscuridad, los objetos aunque puedan verse aparecen de
color grisáceo.
El campo visual para los colores es más reducido que
para el blanco. Los límites del campo cromático corresponden a los puntos en
los cuales los colores son reconocidos; dependiendo su extensión del tamaño de
los objetos, del brillo y de la iluminación.
El sentido
luminoso es el poder del ojo para distinguir gradaciones en la intensidad
de la iluminación.
La acomodación de la sensibilidad de la retina a las
variaciones de intensidad de luz es la adaptación. El ojo se ajusta al pasar de
ambientes luminosos a ambientes oscuros, adaptación a la oscuridad. Después de
un cambio brusco de luz brillante a oscuridad, la adaptación máxima a pequeñas
intensidades de luz se alcanza a los 30 minutos. En el fenómeno inverso se
produce deslumbramiento, que se contrarresta gradualmente por el efecto de la
adaptación a la luz.
Cuando miramos un objeto se producen
simultáneamente, en la retina de ambos ojos, sendas imágenes, que no son
iguales, ya que cada ojo observa el objeto desde un ángulo distinto, aunque la
diferencia es muy pequeña. Estas dos imágenes, ligeramente diferentes, producen
la sensación de relieve, de profundidad del objeto.
La visión binocular es un reflejo condicionado que
exige la alineación correcta de los ojos desde el período neonatal y la
proyección de imágenes similares en cada retina.
La visión binocular es una facultad que se adquiere
a partir de reflejos posturales, de fijación, de acomodación y de convergencia,
dominados por el reflejo de fusión.
Percepción simultánea, fusión y estereopsia son tres
fenómenos perceptores que se incluyen en la visión binocular, pudiendo actuar
simultáneamente. El primero de ellos es el menos desarrollado, y el último el
de mayor desarrollo en el ojo normal.
La imagen que se proyecta en la retina de cada ojo
es distinta y así se transmite al cerebro, percepción simultánea. No obstante,
las imágenes de un objeto visto con ambos ojos caen sobre porciones
correspondientes de las retinas, dando lugar a una impresión visual única.
La fusión es el resultado de los objetos proyectados
en los puntos retinianos correspondientes, con sus dos imágenes fundidas a
nivel del SNC en una sola percepción
La estereopsia es la percepción de la tercera
dimensión. La cercanía o el alejamiento relativo de los puntos del objeto
obtenidos de las imágenes retinianas fundidas aunque ligeramente dispares,
desplazadas, dan lugar a una sensación de relieve.