jueves, 4 de septiembre de 2014

Crisis Convulsivas

Crisis Convulsivas


Una crisis convulsiva es una alteración paroxística de la actividad del sistema nervioso, limitada en el tiempo, que causa un fenómeno detectable clínicamente.

Su incidencia es máxima en las faces precoces y tardías de la vida, con una prevalencia de un 0,5% aproximadamente.

Un paciente que ha tenido una convulsión con pérdida de conciencia puede recordar haber tenido sensaciones "raras" (p. ej. olores extraños, gusto metálico) antes de la misma (aura), así como sentirse confuso, desorientado y somnoliento posteriormente (fase postictal), pero no recordará nada sobre la propia crisis. Sorprendentemente, quizás, la mordedura de lengua y la incontinencia urinaria se observan infrecuentemente.

El riesgo de presentar otra crisis durante el primer año después de la primera es del 40% y aumenta hasta un 50% a los 3 años.

Las crisis parciales simples pueden deberse a un defecto estructural intracerebral que causa síntomas motores o sensitivos localizados en una parte del cuerpo que posteriormente pueden extenderse a áreas adyacentes cuando la actividad eléctrica alcanza las regiones contiguas de la corteza (p. ej. crisis jacksoniana). En algunas ocasiones no puede identificarse un defecto estructural subyacente.

Las crisis parciales complejas generalmente se originan en el lóbulo temporal. Se denominan "complejas" porque se asocian a una alteración de la conciencia.

Las crisis que se originan en el lóbulo temporal medial pueden provocar alteraciones del olfato y el gusto, alucinaciones visuales y una sensación de déja vu. Estas crisis pueden progresar hasta crisis tónico-clónicas (generalización secundaria). La debilidad muscular que sigue a la crisis puede durar varios minutos u horas (paresia de Todd).

En las crisis tónico-clónicas generalizadas, la fase tónica (aumento de tono) consiste en una contracción tónica súbita de los músculos generalmente con una desviación de los ojos hacia arriba. Después se produce la fase clónica (con actividad de tipo clonus). Este trastorno generalmente se inicia en la infancia.

Las crisis de ausencia (o pequeño mal) consisten en una breve interrupción de la actividad, en ocasiones asociada a automatismos motores complejos (como ponerse la ropa), pero sin caída al suelo.

Los niveles de prolactina pueden ser útiles para determinar si una crisis convulsiva es real o simulada. En todas las crisis complejas y parciales (excepto las ausencias), los niveles de prolactina aumentan de forma perceptible.





Bibliografía

+ Briar, Lasserson, Gabriel, Sharrack, Lo esencial en Sistema Nervioso, Segunda Edición, Editorial Elsevier, Madrid, 2004, pp. 142, 143


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