Herpes
zóster
Síntomas
principales del herpes zóster
Entre
los síntomas del herpes zóster podemos encontrar los siguientes:
Se
producen vesículas dolorosas a lo largo del recorrido de algún nervio (más
frecuentemente torácicos o lumbares). Normalmente afecta sólo a un lado del
cuerpo. Estas vesículas pueden crecer durante tres-cinco días y acabar
uniéndose unas a otras, formando así grandes ampollas. Este es el principal síntoma
del herpes zóster.
Antes
de la aparición de las vesículas pueden surgir trastornos gastrointestinales,
malestar general, fiebre y dolor de cabeza. Después se presenta dolor en el
nervio afectado, que precede en 2-3 días a la aparición de las vesículas.
Una
de las manifestaciones más importantes del herpes zóster es la neuralgia
postherpética, que puede ocurrir hasta en un 50% de las personas mayores de 50
años, y ocasiona un dolor permanente o intermitente en el nervio afectado. El
dolor puede empeorar por la noche o con los cambios de temperatura. En algunos
casos llega a ser incapacitante, y puede acompañarse, además, de un déficit de
sensibilidad del nervio afectado. Esta es una de las secuelas más comunes de la
infección por herpes zóster.
Si
el virus se aloja en nervios craneales, puede llegar a afectar a los párpados y
poner en peligro la visión. Se produce una queratitis que puede continuarse con
glaucoma o iridocilitis grave.
En
ocasiones poco frecuentes, se ve afectado el nervio mandibular. Ello ocasiona
lesiones en el paladar, amígdalas, suelo de la boca e, incluso, en la lengua, y
de este modo se pierde el sentido del gusto.
Al
igual que el herpes simple, puede llegar al sistema nervioso central y
causarmeningitis (que ocasionará fiebre, dolor de cabeza y rigidez de nuca).
Puede llegar a ocasionar parálisis motora como consecuencia de la infección de
la médula espinal.
Otras
afecciones neuromusculares asociadas al herpes zóster son:
Síndrome
de Guillain-Barré: las extremidades presentan dolor, debilidad y parálisis.
Este cuadro va progresando, ascendiendo hacia el tronco y la cara. Su evolución
es variable; algunos pacientes tienen síntomas mínimos y otros, en cambio,
pueden requerir ingreso hospitalario por debilidad de la musculatura respiratoria.
Finalmente se resuelve espontáneamente en unas semanas.
Mielitis
transversa: es una inflamación de la médula espinal. Se manifiesta con
alteraciones sensitivas y motoras, que después evolucionan a parálisis de una o
ambas piernas. En la mayoría de los casos la progresión de los síntomas se
estabiliza en unos 10 días. No existe un tratamiento del todo eficaz, y su
recuperación nunca es completa.
Miositis:
inflamación de un músculo, que conlleva dolor y, si se deja evolucionar, puede
producir necrosis.
Herpes
zóster y el SIDA
Diagnóstico
del herpes zóster
Tratamiento
del herpes zóster
Prevención
del herpes zóster
Causas
Síntomas
Ampollas
en la boca, por lo general en la lengua, las mejillas, el paladar, las encías o
un borde entre interior del labio y la piel adyacente.
Después
de que las ampollas se revientan, se forman úlceras en la boca, con frecuencia
en la lengua o las mejillas.
Disminución
en la ingesta de alimento, incluso si el paciente está hambriento.
Dificultad
para deglutir.
Babeo.
Fiebre
(a menudo hasta de 104º F o 40º C) que puede presentarse 1 o 2 días antes de la
aparición de las ampollas y las úlceras.
Irritabilidad.
Dolor
en la boca.
Encías
inflamadas.
Pruebas
y exámenes Tratamiento
Aciclovir,
un medicamento que su hijo toma para combatir el virus que causa la infección.
Un
anestésico (lidocaína viscosa) que se puede aplicar en la boca del niño para
aliviar el dolor intenso.
Dele
bebidas frescas, no carbonatadas y que no sean ácidas como agua, batidos de
leche o jugo de manzana diluido. La deshidratación puede ocurrir rápidamente en
los niños, así que asegúrese de que su hijo esté recibiendo suficientes
líquidos.
Ofrézcale
alimentos frescos, blandos y fáciles de tragar como helados, crema de helado,
puré de papas, gelatina o compota de manzana.
Dele
a su hijo paracetamol o ibuprofeno para el dolor. (Nunca le dé a un niño menor
de edad 20 semanas ácido acetilsalicílico o aspirin, ya que puede causar el
síndrome de Reye, una enfermedad rara pero grave).
El
mal aliento y una lengua recubierta son efectos secundarios comunes. Cepille
suavemente los dientes del niño cada día.
Asegúrese
de que su hijo se duerma lo suficiente y que descanse lo más que pueda.
Pronóstico
Cuándo contactar a un profesional médico Prevención
Hágalo
lavarse las manos con frecuencia.
Mantenga
los juguetes limpios y no los comparta con otros niños.
No
permita que los niños compartan platos, tazas ni utensilios para comer.
No
deje que su hijo bese a otros niños.
Nombres
alternativosVaricela Cómo se contagia Contacto directo
Con
las lesiones de la piel.
Por
vía aérea, mediante las secreciones que son expulsadas del tracto respiratorio
al toser o estornudar.
Síntomas
y diagnóstico de la varicela
Niños
con problemas de piel como dermatitis o quemadura de sol reciente (pueden
llegar a tener más de 1.500 ampollas).
Niños
prematuros o menores de un año.
Recién
nacidos cuyas madres han sufrido varicela antes o durante el parto.
Personas
inmunosuprimidas.
Varicela
en el embarazo
Varicela
congénita. Cuando la mujer embarazada se infecta por primera vez con el virus
en las primeras 20 semanas puede ocasionar graves malformaciones en el bebé,
con importantes repercusiones sensoriales, motoras y psíquicas.
Varicela
perinatal. Se asocia a la varicela materna ocurrida en las últimas semanas del
embarazo.
Varicela
en inmunodeprimidos Posibles complicaciones en estos colectivos
Infección
bacteriana de las lesiones cutáneas que pueden producir neumonía, entre otras
complicaciones. Más frecuente en los niños inmunodeficientes.
Afectación
del sistema nervioso central en forma de ataxia cerebelosa (un caso de cada
4.000).
Encefalitis
varicelosa (un caso cada 100.000).
Varicela
hemorrágica. Se producen hemorragias en las lesiones cutáneas. No significa un
peor pronóstico.
Síndrome
de Reye. Daño cerebral asociado frecuentemente al uso del ácido
acetilsalicílico como tratamiento antitérmico en la varicela.
Artritis
poliarticulares.
Síndrome
de Guillain-Barré. Es un trastorno neurológico.
Otitis
media aguda.
Tratamiento
de la varicela
Para
las varicelas generales no se utiliza. Sí en caso de adultos y adolescentes con
afecciones cutáneas, pulmonares, o aquellos que han tomado esteroides recientemente.
En
ocasiones también se prescriben a las personas que han contraído la enfermedad
al convivir con pacientes, ya que experimentan una varicela más grave.
Pronóstico
de la varicela Prevención de la varicela
Evitar
la propagación de la enfermedad.
Evitar
sus complicaciones.
Evitar
la reinfección posterior en forma de herpes zóster.
En
niños se administran dos dosis, una a los 12–15 meses de edad, y la segunda a
los 4-6 años. (Aunque puede administrarse antes de los cuatro años, siempre y
cuando hayan pasado tres meses desde la primera dosis).
A
partir de los 13 años, todos aquellos que no se hayan vacunado, ni hayan tenido
varicela, deben recibir dos dosis, con un intervalo de cuatro a ocho semanas.
Efectos
secundarios y contraindicaciones de la vacuna de la varicela
Aquellas
con antecedentes de reacciones anafilácticas a algún componente de la vacuna.
Mujeres
embarazas (de hecho se debe evitar el embarazo en las cuatro semanas siguientes
a la vacunación).
La
presencia de una enfermedad grave, y en caso de un sistema inmunitario débil.
El
herpes zóster es una infección aguda causada por el virus varicela-zóster
(VVZ), que afecta sobre todo a adultos. Se caracteriza por el desarrollo de
erupciones cutáneas en forma de ampollas o vesículas dolorosas, que se
localizan siguiendo el trayecto de algún nervio inflamado también por el virus.
Debido a esta particular disposición la infección se conoce popularmente como
'culebrilla'. En algunos países mediterráneos también se la llama fuego de San
Antonio.
El
herpes zóster llega a afectar a alrededor del 20% de la población. Se puede
presentar a cualquier edad, aunque lo más común es que aparezca en mayores de
60 años o personas con un sistema inmune mermado por alguna enfermedad o
tratamiento médico.
En
niños suele ser un proceso benigno, pero en el caso de los adultos puede
convertirse en una enfermedad muy debilitante, ya que puede provocar grandes
dolores. En el 4% de los casos reaparece un segundo brote de herpes zóster.
Por
lo general, se trata de un problema que suele persistir aproximadamente un mes
hasta que desaparece por sí solo, aunque sí pueden instaurarse medidas para
tratar los síntomas. Sin embargo, en algunos pacientes inmunodeprimidos o de
edad avanzada, puede aparecer alguna complicación, como la neuralgia
posherpética, que puede llegar a ser incapacitante. Si el herpes afecta a la
cara puede llegar a causar parálisis facial, problemas oculares, auditivos o
encefalitis.
El
paciente con herpes zóster suele contagiarse en la infancia. En este primer
momento se desarrolla una enfermedad exantemática (con erupciones rojizas en la
piel) que se conoce como varicela, y que constituye la forma inicial de
infección del virus varicela-zóster. Después de que la varicela se haya
resuelto, el virus queda latente durante años en los ganglios de los nervios
dorsales del paciente. La reactivación de este virus, que estaba inactivado, es
la causa del herpes zóster. No se conocen los factores responsables de
desencadenar los episodios de activación del virus.
Es
probable que la transmisión del virus se produzca por vía respiratoria. Se sabe
que la varicela es una enfermedad extremadamente contagiosa; el paciente puede
contaminar a otras personas desde un día antes hasta cinco días después de la
aparición de las vesículas. Incluso algunos bebés cuyas madres padecieron
varicela durante el embarazo han desarrollado herpes zoster durante los dos
primeros años de vida.
Igualmente,
los niños que tuvieron varicela antes de cumplir el primer año de vida tienen
más papeletas de sufrir este problema.
En
general, las personas con un sistema inmune debilitado, ya sea por el
envejecimiento o por padecer o haber pasado alguna enfermedad infecciosa,
cáncer, etcétera, incluso aquellos que sufren episodios de mucho estrés tienen
más probabilidades de desarrollar herpes zóster.
También
se ha observado que algunos medicamentos, como algunos de los empleados en el
tratamiento de patologías reumáticas como la artrosis podrían favorecer su
aparición.
En
los últimos años se ha observado que el herpes zóster es una infección muy
frecuente en personas con sida. En estos pacientes la enfermedad se presenta de
forma más agresiva de lo normal. La formación de lesiones puede perdurar
durante dos semanas.
La
duración total de la enfermedad suele ser de dos-diez días, no obstante, pueden
transcurrir de dos a cuatro semanas hasta que la piel llegue a recuperar su
aspecto normal.
Por
lo general, el diagnóstico del herpes zóster se basa en la historia clínica y
la exploración física del paciente. Para un diagnóstico definitivo se necesita
el aislamiento del virus en las muestras de tejido de las lesiones cutáneas.
La
realización de serologías es uno de los métodos más seguros para establecer el
diagnóstico definitivo. Esta prueba sirve para confirmar la existencia de
anticuerpos específicos contra el virus varicela-zóster en la sangre del
paciente.
En
el caso de que exista afectación del sistema nervioso será necesaria una punción
lumbar para examinar el líquido cefalorraquídeo, además de alguna prueba de
imagen (ya sea TAC o RMN).
No
es posible eliminar el virus del herpes zoster del organismo mediante ningún
tratamiento, aunque si se pueden tomar determinados medicamentos para aliviar o
disminuir los síntomas y recuperarse lo antes posible.
El
tratamiento con aciclovir se acepta para la varicela y el herpes zóster. Este
medicamento, administrado por vía oral durante 7-10 días, es muy beneficioso
para pacientes con una reactivación del virus varicela-zoster.
Otros
fármacos que también son muy útiles comotratamiento del herpes zóster, son el
famciclovir y elvalacilovir, que ofrecen muchas ventajas en cuanto a su
administración, ya que requieren menor dosis diaria.
Si
existe afectación ocular, se debe derivar al paciente al servicio de
oftalmología, donde le pautarán aciclovir tópico y sistémico para el
tratamiento de su herpes zóster
En
casos especiales, como en pacientes con SIDA u otros estados de
inmunodepresión, el aciclovir debe emplearse por vía intravenosa, por lo que
requerirán siempre hospitalización. De esta forma se reduce la posibilidad de
que aparezcan complicaciones posteriores.
Si
existe neuralgia postherpética lo más importante será el uso de analgésicos
para el alivio del dolor. Se han empleado para ello el clorhidrato de
amitriptilina y el clorhidrato de flufenacina.
También
se ha demostrado que el uso precoz de glucocorticoides ha acelerado de forma
muy significativa algunos aspectos relativos a la mejoría de la calidad de vida
del paciente, como son el retorno a la actividad habitual y la interrupción del
tratamiento analgésico.
Para
poder prevenir el herpes zóster, lo principal es evitar la infección que causa
la varicela y, para ello, es importante la vacunación de todos los niños. En la
actualidad existe una vacuna que resulta muy efectiva y no entraña peligro.
Las
personas con mayor probabilidad de ser infectadas de herpes zóster son las que
integran el equipo médico que atiende a los pacientes. Se ha comprobado,
además, que las secreciones de las vías respiratorias de los afectados son una
forma importante de contagio, al transmitir el virus de persona a persona a
través del aire, por lo que es imprescindible que el personal sanitario utilice
guantes y mascarillas, y se lave las manos con frecuencia.
La
administración de inmunoglobulina específica para herpes zóster previene la
infección si se aplica dentro de los primeros tres días de la exposición al
virus. Está indicada en pacientes menores de 15 años, sin historia previa de
varicela, con leucemia u otros estados de inmunodepresión, que hayan estado en
contacto reciente con un paciente infectado. También debe protegerse al recién
nacido cuya madre haya presentado varicela en los últimos 10 días antes del parto.
Estomatitis
herpética
Es
una infección viral de la boca que ocasiona úlceras e inflamación. Estas
úlceras bucales no son lo mismo que las aftas, las cuales son causadas por un
virus.
La
estomatitis herpética es una infección causada por el virus del herpes simple
(VHS) o herpes oral. Los niños pequeños comúnmente la contraen cuando se
exponen por primera vez al VHS. El primer brote generalmente es el más intenso.
El VHS se puede propagar fácilmente de un niño a otro.
Si
usted u otro adulto en la familia tiene una calentura, ésta podría habérsele
propagado a su hijo y causado estomatitis herpética. Es más probable que no se
sepa la forma como su hijo resultó infectado.
Los
síntomas pueden ser tan incómodos que su hijo no desea comer o beber.
El
médico generalmente puede diagnosticar esta afección observando las úlceras
bucales de su hijo.
Algunas
veces, los exámenes de laboratorio especiales pueden ayudar a confirmar el
diagnóstico.
El
médico puede recetar:
Use
lidocaína con cuidado, debido a que puede eliminar toda la sensibilidad en la
boca del niño. Esto puede dificultarle la deglución y puede llevar a que se
presenten quemaduras en la boca o la garganta por comer alimentos calientes, o
causar asfixia.
Hay
varias cosas que usted puede hacer en casa para ayudarle a su hijo a sentirse
mejor:
El
niño debe recuperarse por completo al cabo de 10 días sin tratamiento médico.
El aciclovir puede acelerar la recuperación.
Su
hijo tendrá el virus del herpes de por vida. En la mayoría de la gente, el
virus permanece inactivo en su cuerpo. Si el virus se reactiva, casi siempre
causa una úlcera en la boca. A veces, puede afectar el interior de la boca,
pero no será tan intenso como el primer episodio.
Consulte
con el médico si su hijo presenta fiebre seguida de dolor en la boca y deja de
comer o beber. El niño puede resultar deshidratado rápidamente.
Si
la infección por herpes se propaga al ojo, es una situación de emergencia que
puede llevar a la ceguera. Llame al médico de inmediato.
Aproximadamente
el 90% de la población es portadora del virus del herpes simple. Hay muy poco
que se pueda hacer para impedir que su hijo contraiga este virus en algún
momento durante la niñez.
Su
hijo debe evitar todo contacto cercano con personas que tengan calenturas o
aftas. Si a usted le aparece una calentura, explique por qué no puede besar a
su hijo hasta ésta haya desaparecido. Su hijo también evitar a otros niños con
estomatitis herpética.
Si
su hijo tiene estomatitis herpética, evite la propagación del virus a otros
niños. Mientras su hijo tenga síntomas:
Estomatitis
por herpes; Gingivoestomatitis herpética primaria
La
varicela es una enfermedad muy contagiosa, característica de la infancia,
producida por el virus varicela-zoster (VZV). La mayoría de los casos se
producen en niños menores de 10 años. La distribución de este virus es
universal, y aunque hay casos durante todo el año, se observa un pico de
incidencias en invierno y en primavera.
La
primera vez que el virus infecta a una persona se produce la varicela. Después,
el virus se queda latente en el cuerpo por un tiempo indefinido, y al cabo del
tiempo puede reactivarse y expresarse en forma de otra enfermedad más grave
denominada herpes zóster.
La
varicela sólo se transmite de persona a persona. El contagio puede ser por:
Tras
el contacto con el virus, el periodo de incubación de la varicela suele durar
dos semanas aproximadamente. Pasado este tiempo aparece fiebre moderada durante
dos o tres días, cansancio, dolor de cabeza y falta de apetito. Todo esto
seguido de la aparición de manchas rojizas y planas, que van adquiriendo
relieve hasta convertirse en ampollas o vesículas.
Cada
ampolla pasa por una serie de fases: mácula, pápula, vesícula, pústula y
costra. Cada una de las ampollas se encontrará en una fase independientemente
de en qué fase se encuentre el resto. Las manchas comienzan a aparecer en el
tórax, y se van extendiendo por todo el cuerpo, incluyendo boca, párpados,
recto, vagina y vías respiratorias.
En
los niños sanos se desarrollan unas 500 vesículas aproximadamente. Se trata de
ampollas que causan mucho picor y que se rompen con facilidad. Las costras que
forman se desprenden y desaparecen en unas dos semanas.
El
80–90% de las personas que convivan con pacientes y sean susceptibles van a
contraer la varicela y, además, al tener una mayor exposición al virus, van a
desarrollar un cuadro más grave.
Existen
una serie de colectivos en los que la varicela puede causar complicaciones:
Diagnóstico
de la varicela
La
aparición de las ampollas y los demás síntomas son suficientemente
característicos para reconocerlos. En caso de duda se puede analizar el líquido
de las vesículas.
Es
poco frecuente que las mujeres desarrollen la varicela durante el embarazo, ya
que el 90% de los adultos están inmunizados contra el virus (bien porque han
tenido ya la enfermedad, o bien porque han sido vacunados). Aunque, si ocurre,
dependiendo de en qué momento se infecte la madre, los riesgos para el feto o
el recién nacido son diferentes:
Si
la madre desarrolla la enfermedad entre 5 días antes y 2 días después del parto
la varicela, que aparece en el recién nacido entre los días 5 y 10, es una de
las formas más graves, y puede llegar a ser mortal.
Si
la madre desarrolla la enfermedad antes de los 5 días previos al parto, el
recién nacido desarrolla la varicela antes, en los primeros 4 días de vida, sin
embargo, no es grave.
En
el caso de que la madre desarrolle la varicela en el segundo o tercer
trimestre, las consecuencias serán cicatrices en la piel del lactante y el
desarrollo de herpes zoster.
La
varicela que afecta a las personas cuyo sistema inmunológico es débil es una de
las infecciones más graves que pueden sufrir (sobre todo los pacientes con
cáncer). Se desarrolla una varicela progresiva en la que se repiten las
erupciones varicelosas, y en la que el virus se disemina por el cuerpo
produciendo un fallo sistémico.
En
el caso de una varicela en un niño sano, el propio cuerpo es capaz de combatir
la enfermedad. Tan solo se requiere tratamiento para aliviar los síntomas. Se
pueden emplear analgésicos, antihistamínicos, y cremas o lociones que alivien
el picor. Es importante no suministrar aspirina (ácido acetilsalicílico), ya
que se asocia con el desarrollo del síndrome de Reye. En su lugar se puede usar
paracetamol.
La
mayoría de las ampollas desaparecerán sin dejar cicatrices, excepto aquellas
que resulten infectadas por bacterias a causa del rascado. Es conveniente
aplicar compresas húmedas, y los baños tibios para limpiar las heridas
originadas por el rascado y prevenir la aparición de infecciones.
En
caso de infección bacteriana se deben administrar antibióticos.
Se
utilizan medicamentos antivirales como el aciclovir (ACV) en una serie de
casos:
Para
que sea efectivo se debe de administrar en las primeras 24 horas de la
erupción. Bien aplicado contribuirá a disminuir el número y la duración de las
lesiones vesiculosas.
Hasta
que todas las ampollas hayan formado costra o se hayan secado, hay que evitar
el contacto del paciente con otras personas, puesto que puede transmitir la
enfermedad.
Es
excelente cuando no hay complicaciones. Es una enfermedad que se resuelve en
10–15 días.
En
los casos de ataxia tiene un buen pronóstico; suele remitir de manera espontánea.
En cuanto a las encefalitis, presentan una tasa de mortalidad del 5% al 20%, y
el 15% dejan secuelas.
En
el 10-20% de los casos, la varicela va seguida, años más tarde, de la
activación del virus durante un periodo de estrés, produciendo una enfermedad denominada
herpes zoster, que consiste en una erupción vesicular dolorosa. Se produce
generalmente después de los 50 años de edad en personas inmunosuprimidas.
También es común en personas seropositivas para el VIH.
Existe
una vacuna para la varicela. La vacuna previene la aparición de la enfermedad
hasta en un 80% de los casos. De hecho, aplicar la vacuna dentro de las 72
horas tras la exposición al virus es entre un 90 y un 100% eficaz para prevenir
la enfermedad. Los objetivos de esta vacuna son:
El
modo de empleo de la vacuna de la varicela es:
Generalmente,
no provoca reacciones significativas en niños y adolescentes sanos. Presenta
unos efectos secundarios leves como son el enrojecimiento de la zona, dolor e
inflamación del área donde se aplica, así como mareo, cansancio, fiebre o
náuseas. Tras la vacunación, los pacientes pueden padecer una varicela causada
por la propia vacuna. Esta varicela aparecerá entre los cinco y los 26 días
posteriores a la inoculación del virus.
Aun
vacunándose, algunos niños pueden desarrollar a lo largo de su vida la
varicela, aunque presentarán un cuadro mucho más leve (menos de 30 vesículas) y
se recuperarán mucho más rápido.
La
vacuna de la varicela está contraindicada a una serie de personas:
A
los grupos de alto riesgo que hayan tenido contacto con un enfermo de varicela,
y no puedan recibir la vacuna, se les puede suministrar una inmunoglobulina
antivaricela dentro de las 96 horas posteriores al contacto.
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