viernes, 3 de abril de 2015

Herpes zóster

Síntomas principales del herpes zóster
Entre los síntomas del herpes zóster podemos encontrar los siguientes:
Se producen vesículas dolorosas a lo largo del recorrido de algún nervio (más frecuentemente torácicos o lumbares). Normalmente afecta sólo a un lado del cuerpo. Estas vesículas pueden crecer durante tres-cinco días y acabar uniéndose unas a otras, formando así grandes ampollas. Este es el principal síntoma del herpes zóster.
Antes de la aparición de las vesículas pueden surgir trastornos gastrointestinales, malestar general, fiebre y dolor de cabeza. Después se presenta dolor en el nervio afectado, que precede en 2-3 días a la aparición de las vesículas.
Una de las manifestaciones más importantes del herpes zóster es la neuralgia postherpética, que puede ocurrir hasta en un 50% de las personas mayores de 50 años, y ocasiona un dolor permanente o intermitente en el nervio afectado. El dolor puede empeorar por la noche o con los cambios de temperatura. En algunos casos llega a ser incapacitante, y puede acompañarse, además, de un déficit de sensibilidad del nervio afectado. Esta es una de las secuelas más comunes de la infección por herpes zóster.
Si el virus se aloja en nervios craneales, puede llegar a afectar a los párpados y poner en peligro la visión. Se produce una queratitis que puede continuarse con glaucoma o iridocilitis grave.
En ocasiones poco frecuentes, se ve afectado el nervio mandibular. Ello ocasiona lesiones en el paladar, amígdalas, suelo de la boca e, incluso, en la lengua, y de este modo se pierde el sentido del gusto.
Al igual que el herpes simple, puede llegar al sistema nervioso central y causarmeningitis (que ocasionará fiebre, dolor de cabeza y rigidez de nuca). Puede llegar a ocasionar parálisis motora como consecuencia de la infección de la médula espinal.
Otras afecciones neuromusculares asociadas al herpes zóster son:
Síndrome de Guillain-Barré: las extremidades presentan dolor, debilidad y parálisis. Este cuadro va progresando, ascendiendo hacia el tronco y la cara. Su evolución es variable; algunos pacientes tienen síntomas mínimos y otros, en cambio, pueden requerir ingreso hospitalario por debilidad de la musculatura respiratoria. Finalmente se resuelve espontáneamente en unas semanas.
Mielitis transversa: es una inflamación de la médula espinal. Se manifiesta con alteraciones sensitivas y motoras, que después evolucionan a parálisis de una o ambas piernas. En la mayoría de los casos la progresión de los síntomas se estabiliza en unos 10 días. No existe un tratamiento del todo eficaz, y su recuperación nunca es completa.
Miositis: inflamación de un músculo, que conlleva dolor y, si se deja evolucionar, puede producir necrosis.
Herpes zóster y el SIDA
Diagnóstico del herpes zóster
Tratamiento del herpes zóster
Prevención del herpes zóster
Causas
Síntomas
Ampollas en la boca, por lo general en la lengua, las mejillas, el paladar, las encías o un borde entre interior del labio y la piel adyacente.
Después de que las ampollas se revientan, se forman úlceras en la boca, con frecuencia en la lengua o las mejillas.
Disminución en la ingesta de alimento, incluso si el paciente está hambriento.
Dificultad para deglutir.
Babeo.
Fiebre (a menudo hasta de 104º F o 40º C) que puede presentarse 1 o 2 días antes de la aparición de las ampollas y las úlceras.
Irritabilidad.
Dolor en la boca.
Encías inflamadas.
Pruebas y exámenes Tratamiento
Aciclovir, un medicamento que su hijo toma para combatir el virus que causa la infección.
Un anestésico (lidocaína viscosa) que se puede aplicar en la boca del niño para aliviar el dolor intenso.
Dele bebidas frescas, no carbonatadas y que no sean ácidas como agua, batidos de leche o jugo de manzana diluido. La deshidratación puede ocurrir rápidamente en los niños, así que asegúrese de que su hijo esté recibiendo suficientes líquidos.
Ofrézcale alimentos frescos, blandos y fáciles de tragar como helados, crema de helado, puré de papas, gelatina o compota de manzana.
Dele a su hijo paracetamol o ibuprofeno para el dolor. (Nunca le dé a un niño menor de edad 20 semanas ácido acetilsalicílico o aspirin, ya que puede causar el síndrome de Reye, una enfermedad rara pero grave).
El mal aliento y una lengua recubierta son efectos secundarios comunes. Cepille suavemente los dientes del niño cada día.
Asegúrese de que su hijo se duerma lo suficiente y que descanse lo más que pueda.
Pronóstico Cuándo contactar a un profesional médico Prevención
Hágalo lavarse las manos con frecuencia.
Mantenga los juguetes limpios y no los comparta con otros niños.
No permita que los niños compartan platos, tazas ni utensilios para comer.
No deje que su hijo bese a otros niños.
Nombres alternativosVaricela Cómo se contagia Contacto directo
Con las lesiones de la piel.
Por vía aérea, mediante las secreciones que son expulsadas del tracto respiratorio al toser o estornudar.
Síntomas y diagnóstico de la varicela
Niños con problemas de piel como dermatitis o quemadura de sol reciente (pueden llegar a tener más de 1.500 ampollas).
Niños prematuros o menores de un año.
Recién nacidos cuyas madres han sufrido varicela antes o durante el parto.
Personas inmunosuprimidas.
Varicela en el embarazo
Varicela congénita. Cuando la mujer embarazada se infecta por primera vez con el virus en las primeras 20 semanas puede ocasionar graves malformaciones en el bebé, con importantes repercusiones sensoriales, motoras y psíquicas.
Varicela perinatal. Se asocia a la varicela materna ocurrida en las últimas semanas del embarazo.
Varicela en inmunodeprimidos Posibles complicaciones en estos colectivos
Infección bacteriana de las lesiones cutáneas que pueden producir neumonía, entre otras complicaciones. Más frecuente en los niños inmunodeficientes.
Afectación del sistema nervioso central en forma de ataxia cerebelosa (un caso de cada 4.000).
Encefalitis varicelosa (un caso cada 100.000).
Varicela hemorrágica. Se producen hemorragias en las lesiones cutáneas. No significa un peor pronóstico.
Síndrome de Reye. Daño cerebral asociado frecuentemente al uso del ácido acetilsalicílico como tratamiento antitérmico en la varicela.
Artritis poliarticulares.
Síndrome de Guillain-Barré. Es un trastorno neurológico.
Otitis media aguda.
Tratamiento de la varicela
Para las varicelas generales no se utiliza. Sí en caso de adultos y adolescentes con afecciones cutáneas, pulmonares, o aquellos que han  tomado esteroides recientemente.
En ocasiones también se prescriben a las personas que han contraído la enfermedad al convivir con pacientes, ya que experimentan una varicela más grave.
Pronóstico de la varicela Prevención de la varicela
Evitar la propagación de la enfermedad.
Evitar sus complicaciones.
Evitar la reinfección posterior en forma de herpes zóster.
En niños se administran dos dosis, una a los 12–15 meses de edad, y la segunda a los 4-6 años. (Aunque puede administrarse antes de los cuatro años, siempre y cuando hayan pasado tres meses desde la primera dosis).
A partir de los 13 años, todos aquellos que no se hayan vacunado, ni hayan tenido varicela, deben recibir dos dosis, con un intervalo de cuatro a ocho semanas.
Efectos secundarios y contraindicaciones de la vacuna de la varicela
Aquellas con antecedentes de reacciones anafilácticas a algún componente de la vacuna.
Mujeres embarazas (de hecho se debe evitar el embarazo en las cuatro semanas siguientes a la vacunación).
La presencia de una enfermedad grave, y en caso de un sistema inmunitario débil.

El herpes zóster es una infección aguda causada por el virus varicela-zóster (VVZ), que afecta sobre todo a adultos. Se caracteriza por el desarrollo de erupciones cutáneas en forma de ampollas o vesículas dolorosas, que se localizan siguiendo el trayecto de algún nervio inflamado también por el virus. Debido a esta particular disposición la infección se conoce popularmente como 'culebrilla'. En algunos países mediterráneos también se la llama fuego de San Antonio.
El herpes zóster llega a afectar a alrededor del 20% de la población. Se puede presentar a cualquier edad, aunque lo más común es que aparezca en mayores de 60 años o personas con un sistema inmune mermado por alguna enfermedad o tratamiento médico.
En niños suele ser un proceso benigno, pero en el caso de los adultos puede convertirse en una enfermedad muy debilitante, ya que puede provocar grandes dolores. En el 4% de los casos reaparece un segundo brote de herpes zóster.
Por lo general, se trata de un problema que suele persistir aproximadamente un mes hasta que desaparece por sí solo, aunque sí pueden instaurarse medidas para tratar los síntomas. Sin embargo, en algunos pacientes inmunodeprimidos o de edad avanzada, puede aparecer alguna complicación, como la neuralgia posherpética, que puede llegar a ser incapacitante. Si el herpes afecta a la cara puede llegar a causar parálisis facial, problemas oculares, auditivos o encefalitis. 

El paciente con herpes zóster suele contagiarse en la infancia. En este primer momento se desarrolla una enfermedad exantemática (con erupciones rojizas en la piel) que se conoce como varicela, y que constituye la forma inicial de infección del virus varicela-zóster. Después de que la varicela se haya resuelto, el virus queda latente durante años en los ganglios de los nervios dorsales del paciente. La reactivación de este virus, que estaba inactivado, es la causa del herpes zóster. No se conocen los factores responsables de desencadenar los episodios de activación del virus.
Es probable que la transmisión del virus se produzca por vía respiratoria. Se sabe que la varicela es una enfermedad extremadamente contagiosa; el paciente puede contaminar a otras personas desde un día antes hasta cinco días después de la aparición de las vesículas. Incluso algunos bebés cuyas madres padecieron varicela durante el embarazo han desarrollado herpes zoster durante los dos primeros años de vida.
Igualmente, los niños que tuvieron varicela antes de cumplir el primer año de vida tienen más papeletas de sufrir este problema.
En general, las personas con un sistema inmune debilitado, ya sea por el envejecimiento o por padecer o haber pasado alguna enfermedad infecciosa, cáncer, etcétera, incluso aquellos que sufren episodios de mucho estrés tienen más probabilidades de desarrollar herpes zóster.
También se ha observado que algunos medicamentos, como algunos de los empleados en el tratamiento de patologías reumáticas como la artrosis podrían favorecer su aparición.

En los últimos años se ha observado que el herpes zóster es una infección muy frecuente en personas con sida. En estos pacientes la enfermedad se presenta de forma más agresiva de lo normal. La formación de lesiones puede perdurar durante dos semanas.
La duración total de la enfermedad suele ser de dos-diez días, no obstante, pueden transcurrir de dos a cuatro semanas hasta que la piel llegue a recuperar su aspecto normal.

Por lo general, el diagnóstico del herpes zóster se basa en la historia clínica y la exploración física del paciente. Para un diagnóstico definitivo se necesita el aislamiento del virus en las muestras de tejido de las lesiones cutáneas.
La realización de serologías es uno de los métodos más seguros para establecer el diagnóstico definitivo. Esta prueba sirve para confirmar la existencia de anticuerpos específicos contra el virus varicela-zóster en la sangre del paciente.
En el caso de que exista afectación del sistema nervioso será necesaria una punción lumbar para examinar el líquido cefalorraquídeo, además de alguna prueba de imagen (ya sea TAC o RMN).

No es posible eliminar el virus del herpes zoster del organismo mediante ningún tratamiento, aunque si se pueden tomar determinados medicamentos para aliviar o disminuir los síntomas y recuperarse lo antes posible.
El tratamiento con aciclovir se acepta para la varicela y el herpes zóster. Este medicamento, administrado por vía oral durante 7-10 días, es muy beneficioso para pacientes con una reactivación del virus varicela-zoster.
Otros fármacos que también son muy útiles comotratamiento del herpes zóster, son el famciclovir y elvalacilovir, que ofrecen muchas ventajas en cuanto a su administración, ya que requieren menor dosis diaria.
Si existe afectación ocular, se debe derivar al paciente al servicio de oftalmología, donde le pautarán aciclovir tópico y sistémico para el tratamiento de su herpes zóster
En casos especiales, como en pacientes con SIDA u otros estados de inmunodepresión, el aciclovir debe emplearse por vía intravenosa, por lo que requerirán siempre hospitalización. De esta forma se reduce la posibilidad de que aparezcan complicaciones posteriores.
Si existe neuralgia postherpética lo más importante será el uso de analgésicos para el alivio del dolor. Se han empleado para ello el clorhidrato de amitriptilina y el clorhidrato de flufenacina.
También se ha demostrado que el uso precoz de glucocorticoides ha acelerado de forma muy significativa algunos aspectos relativos a la mejoría de la calidad de vida del paciente, como son el retorno a la actividad habitual y la interrupción del tratamiento analgésico.

Para poder prevenir el herpes zóster, lo principal es evitar la infección que causa la varicela y, para ello, es importante la vacunación de todos los niños. En la actualidad existe una vacuna que resulta muy efectiva y no entraña peligro.
Las personas con mayor probabilidad de ser infectadas de herpes zóster son las que integran el equipo médico que atiende a los pacientes. Se ha comprobado, además, que las secreciones de las vías respiratorias de los afectados son una forma importante de contagio, al transmitir el virus de persona a persona a través del aire, por lo que es imprescindible que el personal sanitario utilice guantes y mascarillas, y se lave las manos con frecuencia.
La administración de inmunoglobulina específica para herpes zóster previene la infección si se aplica dentro de los primeros tres días de la exposición al virus. Está indicada en pacientes menores de 15 años, sin historia previa de varicela, con leucemia u otros estados de inmunodepresión, que hayan estado en contacto reciente con un paciente infectado. También debe protegerse al recién nacido cuya madre haya presentado varicela en los últimos 10 días antes del parto.

Estomatitis herpética



Es una infección viral de la boca que ocasiona úlceras e inflamación. Estas úlceras bucales no son lo mismo que las aftas, las cuales son causadas por un virus.

La estomatitis herpética es una infección causada por el virus del herpes simple (VHS) o herpes oral. Los niños pequeños comúnmente la contraen cuando se exponen por primera vez al VHS. El primer brote generalmente es el más intenso. El VHS se puede propagar fácilmente de un niño a otro.
Si usted u otro adulto en la familia tiene una calentura, ésta podría habérsele propagado a su hijo y causado estomatitis herpética. Es más probable que no se sepa la forma como su hijo resultó infectado.

Los síntomas pueden ser tan incómodos que su hijo no desea comer o beber.

El médico generalmente puede diagnosticar esta afección observando las úlceras bucales de su hijo.
Algunas veces, los exámenes de laboratorio especiales pueden ayudar a confirmar el diagnóstico.

El médico puede recetar:
Use lidocaína con cuidado, debido a que puede eliminar toda la sensibilidad en la boca del niño. Esto puede dificultarle la deglución y puede llevar a que se presenten quemaduras en la boca o la garganta por comer alimentos calientes, o causar asfixia.
Hay varias cosas que usted puede hacer en casa para ayudarle a su hijo a sentirse mejor:

El niño debe recuperarse por completo al cabo de 10 días sin tratamiento médico. El aciclovir puede acelerar la recuperación.
Su hijo tendrá el virus del herpes de por vida. En la mayoría de la gente, el virus permanece inactivo en su cuerpo. Si el virus se reactiva, casi siempre causa una úlcera en la boca. A veces, puede afectar el interior de la boca, pero no será tan intenso como el primer episodio.

Consulte con el médico si su hijo presenta fiebre seguida de dolor en la boca y deja de comer o beber. El niño puede resultar deshidratado rápidamente.
Si la infección por herpes se propaga al ojo, es una situación de emergencia que puede llevar a la ceguera. Llame al médico de inmediato.

Aproximadamente el 90% de la población es portadora del virus del herpes simple. Hay muy poco que se pueda hacer para impedir que su hijo contraiga este virus en algún momento durante la niñez.
Su hijo debe evitar todo contacto cercano con personas que tengan calenturas o aftas. Si a usted le aparece una calentura, explique por qué no puede besar a su hijo hasta ésta haya desaparecido. Su hijo también evitar a otros niños con estomatitis herpética.
Si su hijo tiene estomatitis herpética, evite la propagación del virus a otros niños. Mientras su hijo tenga síntomas:

Estomatitis por herpes; Gingivoestomatitis herpética primaria

La varicela es una enfermedad muy contagiosa, característica de la infancia, producida por el virus varicela-zoster (VZV). La mayoría de los casos se producen en niños menores de 10 años. La distribución de este virus es universal, y aunque hay casos durante todo el año, se observa un pico de incidencias en invierno y en primavera.
La primera vez que el virus infecta a una persona se produce la varicela. Después, el virus se queda latente en el cuerpo por un tiempo indefinido, y al cabo del tiempo puede reactivarse y expresarse en forma de otra enfermedad más grave denominada herpes zóster.
La varicela sólo se transmite de persona a persona. El contagio puede ser por:
Tras el contacto con el virus, el periodo de incubación de la varicela suele durar dos semanas aproximadamente. Pasado este tiempo aparece fiebre moderada durante dos o tres días, cansancio, dolor de cabeza y falta de apetito. Todo esto seguido de la aparición de manchas rojizas y planas, que van adquiriendo relieve hasta convertirse en ampollas o vesículas.
Cada ampolla pasa por una serie de fases: mácula, pápula, vesícula, pústula y costra. Cada una de las ampollas se encontrará en una fase independientemente de en qué fase se encuentre el resto. Las manchas comienzan a aparecer en el tórax, y se van extendiendo por todo el cuerpo, incluyendo boca, párpados, recto, vagina y vías respiratorias.
En los niños sanos se desarrollan unas 500 vesículas aproximadamente. Se trata de ampollas que causan mucho picor y que se rompen con facilidad. Las costras que forman se desprenden y desaparecen en unas dos semanas.
El 80–90% de las personas que convivan con pacientes y sean susceptibles van a contraer la varicela y, además, al tener una mayor exposición al virus, van a desarrollar un cuadro más grave.
Existen una serie de colectivos en los que la varicela puede causar complicaciones:
Diagnóstico de la varicela
La aparición de las ampollas y los demás síntomas son suficientemente característicos para reconocerlos. En caso de duda se puede analizar el líquido de las vesículas.

Es poco frecuente que las mujeres desarrollen la varicela durante el embarazo, ya que el 90% de los adultos están inmunizados contra el virus (bien porque han tenido ya la enfermedad, o bien porque han sido vacunados). Aunque, si ocurre, dependiendo de en qué momento se infecte la madre, los riesgos para el feto o el recién nacido son diferentes:
Si la madre desarrolla la enfermedad entre 5 días antes y 2 días después del parto la varicela, que aparece en el recién nacido entre los días 5 y 10, es una de las formas más graves, y puede llegar a ser mortal.
Si la madre desarrolla la enfermedad antes de los 5 días previos al parto, el recién nacido desarrolla la varicela antes, en los primeros 4 días de vida, sin embargo, no es grave.
En el caso de que la madre desarrolle la varicela en el segundo o tercer trimestre, las consecuencias serán cicatrices en la piel del lactante y el desarrollo de herpes zoster.
La varicela que afecta a las personas cuyo sistema inmunológico es débil es una de las infecciones más graves que pueden sufrir (sobre todo los pacientes con cáncer). Se desarrolla una varicela progresiva en la que se repiten las erupciones varicelosas, y en la que el virus se disemina por el cuerpo produciendo un fallo sistémico.
En el caso de una varicela en un niño sano, el propio cuerpo es capaz de combatir la enfermedad. Tan solo se requiere tratamiento para aliviar los síntomas. Se pueden emplear analgésicos, antihistamínicos, y cremas o lociones que alivien el picor. Es importante no suministrar aspirina (ácido acetilsalicílico), ya que se asocia con el desarrollo del síndrome de Reye. En su lugar se puede usar paracetamol.
La mayoría de las ampollas desaparecerán sin dejar cicatrices, excepto aquellas que resulten infectadas por bacterias a causa del rascado. Es conveniente aplicar compresas húmedas, y los baños tibios para limpiar las heridas originadas por el rascado y prevenir la aparición de infecciones.
En caso de infección bacteriana se deben administrar antibióticos.
Se utilizan medicamentos antivirales como el aciclovir (ACV) en una serie de casos:
Para que sea efectivo se debe de administrar en las primeras 24 horas de la erupción. Bien aplicado contribuirá a disminuir el número y la duración de las lesiones vesiculosas.
Hasta que todas las ampollas hayan formado costra o se hayan secado, hay que evitar el contacto del paciente con otras personas, puesto que puede transmitir la enfermedad.
Es excelente cuando no hay complicaciones. Es una enfermedad que se resuelve en 10–15 días.
En los casos de ataxia tiene un buen pronóstico; suele remitir de manera espontánea. En cuanto a las encefalitis, presentan una tasa de mortalidad del 5% al 20%, y el 15% dejan secuelas.
En el 10-20% de los casos, la varicela va seguida, años más tarde, de la activación del virus durante un periodo de estrés, produciendo una enfermedad denominada herpes zoster, que consiste en una erupción vesicular dolorosa. Se produce generalmente después de los 50 años de edad en personas inmunosuprimidas. También es común en personas seropositivas para el VIH.

Existe una vacuna para la varicela. La vacuna previene la aparición de la enfermedad hasta en un 80% de los casos. De hecho, aplicar la vacuna dentro de las 72 horas tras la exposición al virus es entre un 90 y un 100% eficaz para prevenir la enfermedad. Los objetivos de esta vacuna son:
El modo de empleo de la vacuna de la varicela es:
Generalmente, no provoca reacciones significativas en niños y adolescentes sanos. Presenta unos efectos secundarios leves como son el enrojecimiento de la zona, dolor e inflamación del área donde se aplica, así como mareo, cansancio, fiebre o náuseas. Tras la vacunación, los pacientes pueden padecer una varicela causada por la propia vacuna. Esta varicela aparecerá entre los cinco y los 26 días posteriores a la inoculación del virus.
Aun vacunándose, algunos niños pueden desarrollar a lo largo de su vida la varicela, aunque presentarán un cuadro mucho más leve (menos de 30 vesículas) y se recuperarán mucho más rápido.
La vacuna de la varicela está contraindicada a una serie de personas:

A los grupos de alto riesgo que hayan tenido contacto con un enfermo de varicela, y no puedan recibir la vacuna, se les puede suministrar una inmunoglobulina antivaricela dentro de las 96 horas posteriores al contacto.

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