EL SINDROME DE
MOEBIUS
El síndrome de Moebius, también conocido como
Secuencia de Moebius, ó Diplejia Facial Congénita, fue descrito a finales del
siglo XIX por el médico alemán Paul Julius Moebius y consiste en la parálisis
congénita, desde el nacimiento, de los músculos inervados por los nervios
craneales VII (Facial) y VI (Oculomotor externo ó Abducens). En algunos casos,
además de los nervios VII y VI, pueden verse afectados otros nervios craneales,
siendo en estos casos los mas frecuentemente afectados los nervios hipogloso
(XII), vago (X), estato-acústico (VIII) y glosofaríngeo (IX). Los pacientes con
s. Moebius también pueden presentar malformaciones músculoesqueléticas como
pies zambos (contractura congénita de pies), oligodactilia (Falta de desarrollo
ó ausencia completa de dedos de manos y/ó pies), e hipoplasia del músculo
pectoral mayor (anomalía de Poland).
La prevalencia del síndrome
de Moebius en España, según el estudio realizado en el Hospital La Fe de
Valencia, se sitúa en 1/500.000 habitantes, y la incidencia anual estaría en
1/115.000 nacidos vivos, por lo que se puede calcular que en España nacen cada
año 3 ó 4 niños con síndrome de Moebius y podrían existir alrededor de un total
de 200-220 personas con s. Moebius en toda España. Estas cifras hacen que el s.
Moebius entre dentro de la categoría de las llamadas enfermedades raras ó poco
frecuentes, un área que las autoridades sanitarias de la Comunidad Europea han
considerado que precisa atención preferente.
El síndrome de
Moebius es una enfermedad heterogénea, es decir que tiene múltiples causas, y
las diferentes causas siguen siendo básicamente desconocidas. No obstante,
parece claro que no es producido por ninguna infección materna durante el
embarazo, y tampoco se ha relacionado con ningún tipo de contaminante ambiental
ni con la profesión de los padres (Ordenadores, teléfonos móviles, sustancias
químicas de limpieza, etc...). Lo que sí parece claro es que casi siempre hay,
o bien una agenesia (desarrollo defectuoso, o falta total de desarrollo) de los
núcleos de los nervios craneales VI y VII, o bien esos núcleos comienzan a
desarrollarse de forma normal, y posteriormente, en algún momento del
desarrollo embrionario, y probablemente por falta de riego sanguíneo, se
destruyen. Todo esto se ha deducido de experimentos en animales de laboratorio
y de que es muy frecuente que existan metrorragias (sangrado vaginal) durante
el embarazo de madres con hijos con el síndrome de Moebius. También por algunos
casos de s. Moebius cuyas madres habían tenido durante la gestación hipotensión
severa a consecuencia de fuertes hemorragias tras un accidente de tráfico, y
casos de madres que habían tomado medicamentos con fuerte efecto
vasoconstrictor (acción bioquímica que estrecha el calibre de las arterias que
transportan la sangre).
La inmensa mayoría de casos se dan de forma aislada, como caso único en una
familia por otra parte normal, en la que no existe ningún otro miembro de la
familia con el síndrome. Esto significa que el riesgo de que se repita el
síndrome en hermanos/as de un afectado es muy bajo (<1%). También, el riesgo
de que se transmita s. Moebius a hijos/as de un afectado, es muy bajo.
Existen
casos familiares de síndrome de Moebius, en los que la parálisis facial
se transmite de padres a hijos, afectando tanto a mujeres como a hombres. Estos
casos son muy poco frecuentes, y la manifestación clínica del síndrome es un
poco distinta, ya que los afectados por esta forma del síndrome presentan
únicamente parálisis facial, sin las otras anomalías que suelen acompañar
habitualmente al s. de Moebius. Actualmente a estos casos familiares no se les
aplica el nombre de síndrome de Moebius sino que se les conoce como Parálisis
Facial Hereditaria.
La falta de
movilidad de la musculatura facial es la alteración más característica y
definitoria del síndrome de Moebius y es debida a la alteración bilateral del
nervio facial. Es la causante de la inexpresividad de la cara, con ausencia de
sonrisa-llanto aparente, además de la típica “cara de máscara”. Hay que tener
en cuenta que el nervio facial lleva el impulso nervioso a todos los músculos
que controlan la mímica facial: Frente, párpados, cejas, cara, labios, barbilla.
La afectación del nervio facial no siempre es completa, casi un 50% de
afectados presentan afectación asimétrica, con alguna zona de la cara que
mantiene alguna capacidad de movilidad. En estos casos, un patrón de afectación
muy constante es que las zonas superiores faciales, como frente, cejas y
párpados, aparecen más intensamente afectadas que las zonas inferiores de
labios y mentón.
- La falta de movilidad de los músculos de los párpados
producirá mala humidificación del ojo por la ausencia de parpadeo, con el
consiguiente peligro de desarrollar ulceras corneales. Para evitar esto es
conveniente el uso de gotas humidificantes (“lágrimas artificiales”) desde los
primeros días de vida. Para la protección de los ojos será muy útil también el
uso de gafas que proporcionen protección frente a la luz solar y las partículas
aéreas.
Otro de los problemas asociados es la imposibilidad de mover
lateralmente el ojo. Se debe a la afectación del nervio oculomotor externo y
producirá estrabismo convergente (ojos “bizcos”). Es la otra alteración
característica del síndrome de Moebius, aunque no todos la tienen
necesariamente. Esta alteración, que afecta únicamente al movimiento lateral
del ojo, aunque requiere control por un oftalomólogo, no supone ningun problema
especial para la vida diaria.
Un aspecto a destacar es que la capacidad visual
es siempre normal, pues el nervio de la visión, nervio óptico, no está afectado
en el s. de Moebius.
- En los primeros meses de vida se pueden presentar
dificultades para la alimentación, con vómitos, toses y crisis de
atragantamiento. En algunos casos puede ser necesaria la alimentación a través
de una sonda nasogástrica, e incluso, en casos extremos, a través de un
tubo de gastrostomía (Tubo de plastico conectado directamente, a traves de la
piel, al estómago). En la mayor parte de éstos casos, la capacidad de
alimentación mejora con el crecimiento y se consigue finalmente la alimentación
oral normal.
- Es frecuente la hipotonía (tono muscular bajo) en los primeros
meses de vida. Casi en el 80% de casos se detecta este problema y su origen
parece estar en la afectación de unas vias nerviosas (via piramidal) que
tambien pasan por el tronco cerebral. En la mayor parte de casos la hipotonía
no suele ser intensa y mejora a lo largo del primer año de vida, no obstante en
los casos mas intensos se debe recurrir a fisioterapia. La hipotonía
puede hacer que el niño/a afectado por s. Moebius alcance los pasos normales
del desarrollo (mantener la cabeza, mantenerse sentado, lanzarse a caminar solo
...) un poco mas tarde que los demas niños.
- Los afectados por
el síndrome también pueden presentar disartria (problemas en la articulación
del lenguaje), debido a las dificultades en el movimiento de los labios, a lo
que pueden sumarse dificultades en la movilidad de la lengua (afectación del
nervio XII) ó del paladar (nervio X). Los principales problemas se dan al
pronunciar palabras que requieren un movimiento normal de ambos labios como son
los sonidos con las letras P, B, M, y sonidos que requieren fricción de
la lengua contra el paladar, que son los sonidos R, FR, PR. Estos
problemas se manejan con tratamiento rehabilitador de la voz (Logopedia)
-
Puede darse maloclusión dental (al cerrar la boca, los dientes de las arcadas
dentales superior e inferior no se alinean paralelamente y se montan unos sobre
otros), y se debe manejar con el adecuado tratamiento de ortodoncia y/ó
máxilo-facial. Tambien son mas frecuentes las caries dentales ya que el mal
cierre labial hace que la boca se reseque con facilidad y se pierda el efecto
protector de la saliva, lo que favorece la aparición de caries. Es importante
el aprendizaje temprano del cepillado de dientes después de las comidas y la
consulta periódica con el dentista.
- El pie zambo es la malformación
esquelética más frecuentemente asociada al Moebius (casi un 25% lo tienen) y
puede causar trastornos en la marcha. Debe ser tratado precozmente en una
Unidad de Trauma/Ortopedia Infantil.
- La hipoplasia del pectoral (anomalía
de Poland), si es intensa y causa mucho problema estético, puede
corregirse con cirugía plástica. Este tipo de intervenciones deben plantearse
cuando el afectado sea adulto y tenga capacidad para decidir por él
mismo.
- Debido a que en el síndrome de Moebius la zona afectada es el tronco
cerebral, o sea la zona donde se sitúan los núcleos de los nervios craneales,
hay posibilidad de que en ciertos casos, se afecten también las zonas donde
están situados los núcleos nerviosos que controlan la respiración. Por otra parte,
las anomalías orales y mandibulares pueden contribuir a que los niños/as
afectados mantengan una respiración menos eficaz de lo normal, sobre todo
durante el sueño. Por todo esto, es importante realizar, en los primeros meses
de vida, estudios de ventilación durante el sueño (polisomnografía).
El diagnóstico es
clínico, y en los primeros meses de vida no siempre va a ser fácil reconocer un
síndrome de Moebius, por lo que en ocasiones el diagnóstico se retrasa. Las
dificultades para la alimentación, junto a la inexpresividad facial y las
malformaciones asociadas hace que a veces se diagnostique inicialmente a estos
niños como “síndrome polimalformativo”, “parálisis cerebral” ó “retraso
psicomotor”. En algunos casos, la escasa movilidad de los ojos lleva a
pensar que son niños con algún tipo de defecto visual ó incluso ciegos. Todo
esto puede llevar en algunos casos a estigmatizar al paciente y a condicionar
su manejo en los primeros años de vida, tratándolo como una persona con
deficiencia mental y retrasando su escolarización normal.
La prueba médica que
más puede ayudar en el diagnóstico inicial es la Electromiografía facial, que
puede realizarse ya desde los primeros días de vida y mostrará un patrón de
afectación en el territorio inervado por el nervio facial. El estudio
cromosómico (Cariotipo), suele ser siempre normal, y de hecho así ha sido en
todos los casos del estudio del Hospital la Fe de Valencia. Hay casos
publicados en la literatura médica donde se han identificado anomalías
cromosómicas, pero estos son casos excepcionales y en algunos no está claro si
la anomalía cromosómica estaría relacionada con el Moebius. No obstante, debe
hacerse cariotipo a todo paciente con s de Moebius para confirmar que no hay
anomalía cromosómica. En el estudio cromosómico se deberá prestar especial
atención a la zona 13q12-q13, donde sí hay descritas deleciones claramente
asociadas al síndrome.
No hay
ningún tratamiento curativo del síndrome de Moebius. El cuidado de los niños
afectados requiere de un equipo multidisciplinario que debería incluir a
especialistas en Pediatría, Genética Clínica y Dismorfología,
Traumatología/Ortopedia, Logopedia, Dentista/Ortodoncia, Otorrinolaringología,
Oftalmología, Neurología, Fisioterapia, y Psicología. A medio-largo plazo, la
labor de los educadores (escuela, deportes, actividades de tiempo libre...) y
del psicólogo, será muy importante para la integración social y laboral.
Un
cirujano plástico canadiense, el Dr. Ronald M. Zuker, ha puesto a punto una
intervención de cirugía plástica, conocida como operación de animación facial
de Zuker, con la cual se consigue que las personas con Síndrome de
Moebius logren movilizar un pequeño músculo facial que les permite un mejor
cierre labial así como realizar el movimiento de sonrisa. La edad ideal para
este tipo de intervención parece estar entre los 5-6 años, aunque puede hacerse
a cualquier e
No hay comentarios:
Publicar un comentario